Marco Tulio Trejo

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Soy periodista, comunicador social y un soñador creador de opinión pública, para hacer conciencia que permita mejorar los problemas sociales, económicos y políticos que nos aquejan y nos mantienen inmersos en una sociedad con pocas oportunidades de vida para las nuevas generaciones. Estoy convencido de la importancia que tiene la prensa, en el fortalecimiento de la democracia, para coadyuvar a la consolidación de un Estado de Derecho con una certeza jurídica y el lema de mi señor padre siempre fue: “la pluma no se vende, ni se alquila”.

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Marco Trejo

El descaro, la mentira, el abuso y la falta de valores morales es lo que priva dentro de una gran parte de la clase política, pero si le sumamos que cada vez es más ineficiente y sobre todo corrupta, tenemos como resultado, un día de convocatorias, para manifestar, en las calles, el descontento por la forma como se manejan las entidades gubernamentales. Guatemala es catalogado como el cuarto país más corrupto del continente americano.

En este momento, ninguno de los tres poderes del Estado, han dado muestras de hacer bien las cosas, todo viene de mal en peor y se nota que entre las instituciones hay menos valores morales. Ni la Corte Suprema de Justicia (CSJ), ni el Ejecutivo, mucho menos el Organismo Legislativo levantan la mano para decir, aquí hacemos diferentes las cosas.

El equipo de trabajo de Alejandro Giammattei, tuvo 20 años para prepararse y por lo visto, en estos 11 meses de gobierno, no tenemos los resultados ofrecidos, hay muy malos administradores y ejecutores de la cosa pública. No vemos en el horizonte una salida, por el contrario vemos una nebulosa como la que han dejado, tras su paso, los huracanes Eta y Iota.

Pero como toda acción tiene una consecuencia, la forma como se aprobó el presupuesto 2021 enardeció la paciencia del guatemalteco, quien está necesitado, de que se trabaje, sobre la base de la transparencia y no como ha ocurrido recientemente cuando, la mayoría del pueblo dormía, se realizó una sesión maratónica, que nos hizo recordar, que es necesario salir a las calles para que los politiqueros entiendan que ya basta de tanto abuso y cinismo para manejar los impuestos que no son de ellos, son para que sean invertidos en desarrollo humano.

He escuchado de viva voz, de varios diputados, que argumentan que fueron electos por voto popular, pero en la realidad eso no es cierto, los parlamentarios que aparecen en el Listado Nacional, son impuestos y no electos. En mi caso nunca votaría, por varios Padres de la Patria, quienes creen que son dueños del dinero proveniente del esfuerzo de empresarios, emprendedores, trabajadores y ciudadanos, de a pie, que son generadores de la riqueza en este país.

¿Qué se creen estos señores politiqueros?, ¿qué son dueños del dinero del presupuesto?, el cual año con año es aprobado para que se receten jugosos salarios, comida, seguro médico, seguridad, vehículos, combustible para ellos y sus familias. Esos ya no se debe permitir, se deben tomar las acciones necesarias para demostrarle a los Allan Martínez, a los Roberto Villate, a Juan Ramón Lau y a Juan Manuel Giordano, entre otros, que no son dueños, si no que garantes, del manejo del dinero que es recaudado para el funcionamiento del Estado.

Los que realmente pagamos impuestos, todos los meses, siempre nos ponemos a pensar que pasaría si este dinero, que pagan miles de guatemaltecos, llegará a las personas necesitadas, pero también nos preguntamos cuánto del mismo se van a robar los gobernantes.

Recientemente, el Departamento de Estado de EE. UU., sacó a luz una “Lista de Corruptos”, en la que incluyen a viejos conocidos de la política guatemalteca. Entre los señalados se encuentran exministros de Estado, exdiputados, exmagistrados y otras personas que fueron funcionarios de administraciones anteriores, de la mal llamada era “democrática”.

Cómo sociedad tenemos que ponerle un alto al despilfarro, la avaricia, la codicia de un grupo de, malos guatemaltecos, que se llenan los bolsillos con dinero ajeno, que le quitan la oportunidad de salir adelante a niños, mujeres y personas de la tercera edad de tener una vida digna. Si no actuamos, no nos quejemos.

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