Raul Molina Mejía

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Nació el 20/02/43. Decano de Ingeniería y Rector en funciones de USAC. Cofundador de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG) en 1982. Candidato a alcalde de la capital en 1999. Profesor universitario en Nueva York y la Universidad Alberto Hurtado (Chile). Directivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG).

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Raúl Molina

La escandalosa forma de aprobar el presupuesto del Estado para 2021, realizada a puerta cerrada por las y los diputados del Pacto de Corrupción en alianza con el “presidente encargado”, debiera ser la gota que colmara la paciencia ciudadana. Puede ser, porque hasta el CACIF ha emitido un comunicado de rechazo, tras ser marginado de la distribución del pastel. No es que no vaya el sector empresarial a salir muy beneficiado con la piñata estatal, aunque la población tenga que enfrentarse por su cuenta y riesgo a la galopante pandemia, tormentas tropicales y fenómenos telúricos y, particularmente, a la codicia y abuso de los “poderosos”; lo que no tolera es que sus sirvientes no le hayan consultado. El presupuesto, un monstruo de Q 99.7 millardos, en plena crisis económica causada por factores externos y descarados robos internos, es un insulto a la población, que con enormes dificultades trata de superar la crisis socioeconómica, y constituye, además, una violación de las normas de convivencia. Ha sido un acto de violencia de los “poderosos” contra el Pueblo. En las redes sociales y medios de comunicación se critica lo actuado y se pide que la aprobación presupuestaria quede sin efecto. Algunos, ingenuamente, piden a Giammattei que vete la ley, cuando ha sido evidente, a lo largo de todo el proceso de discusión, prematuro y arbitrario, que fue él quien pidió su aprobación. Si para elegir a la nueva Junta Directiva del Congreso, también de forma prematura y arbitraria, se habló de pagos de Q 100 mil por voto, podemos imaginar los pagos por este mega presupuesto.

Se invita a la ciudadanía a manifestarse en rechazo al desgobierno, la corrupción y la impunidad, y en particular al presupuesto aprobado, en la Plaza de la Constitución, el sábado 21 de noviembre, a las 14:00 horas. Me sumo a la convocatoria; pero insto a quienes asistan a guardar medidas de protección frente al COVID-19. Impactó el vídeo de Mircine Moliviatis al decir que no es de derecha, ni de izquierda ni del centro; pero que sí es una guatemalteca hastiada de la corrupción y la impunidad. Desde la izquierda, he venido criticando la mezcla de desgobierno, abuso, corrupción e impunidad, desde que asumió Pérez en 2012 a la fecha, y no he dejado de insistir en la necesidad de transformar el sistema político, para rescatar al Estado de su condición de fallido, neocolonial, caótico y criminal. Quienes asistan el sábado y los demás debemos prepararnos para una larga batalla, que podría durar las veinte semanas que tomó sacar a Pérez en 2015. Confiamos en que, con la expulsión de Trump en enero, el proceso se pueda acelerar significativamente. Las exigencias de este sábado serán muchas, comenzando por dejar sin efecto el presupuesto para 2021. El año debe empezar con el presupuesto de 2020 y en consulta con la ciudadanía deben irse haciendo las modificaciones necesarias, que pueden manejarse mediante ampliaciones presupuestarias, siempre y cuando existan los recursos. Será apenas un primer paso, mientras se elabora una hoja de ruta para producir el rescate del país a plazo prudencial. La revolución pacífica es posible y necesaria.

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