Fuentes bien informadas con relación a lo que ocurre en el Congreso de la República informan que para esta mañana se habían ya reunido 120 votos, más que suficientes para aprobar de urgencia y en una sola lectura el Presupuesto mas grande de la historia del país, que nos endeuda más sin que eso se traduzca en inversión para promover desarrollo humano y desarrollo social. Tras largas y, sobre todo, muy costosas negociaciones en las que se pactaron las formas en que los diputados recibirán su jugosa retribución por ese importante voto que garantiza la piñata más grande que se haya fabricado hasta la fecha, todo está listo para el voto definitivo en el que el aumento de asignaciones para el Congreso, con todo y la comida de los diputados, resulta siendo simplemente anecdótica.
Pero el acuerdo alcanzado va mucho más allá de la aprobación del presupuesto de casi cien mil millones de quetzales, puesto que se aprovechó lo que salpicará ese instrumento financiero para, de una vez, arreglar todo lo que tiene que ver con cimentar el régimen de impunidad, empezando por lograr el control pleno de la futura Corte de Constitucionalidad para asegurar que el Congreso pueda elegir, sin complicación alguna, a las Cortes ya pactadas por Gustavo Alejos y que esta CC frenó luego de los descubrimientos de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad.
Todo ello ocurre mientras la ciudadanía está seriamente preocupada por los efectos que tuvo la Tormenta Eta y los que se vienen con la Iota que ya entró a territorio centroamericano. Como hubieran dicho las abuelitas, estos diputados están viendo la tempestad y no se arrodillan. ¡Qué va! Por el contrario, aprovechan el momento, cuando la gente está centrada en asuntos tan serios, para hacer su jugada que les significará jugosas ganancias.
La alta demanda que habrá de maletas en los próximos meses para hacer las de Benito y Morales hará que en el mercado local suba, y mucho, el precio de las valijas porque son muchos los que las necesitarán para ir guardando el dinero mal habido que resulte de esta aprobación presupuestaria.
Estimaciones conservadoras indican que en Guatemala por lo menos el 25 por ciento del presupuesto se va en corrupción, lo cual significa que casi veinticinco mil millones de quetzales andarán volando en busca de caletas. En otras palabras, harán falta 208 casas como las de la Antigua para guardar lo que les ha de rendir este presupuesto aprobado tras jugosos tratos que involucran a políticos, sindicalistas, contratistas y el resto de integrantes del Pacto.