Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Las mafias en la Corte Suprema de Justicia (CSJ) han recorrido mucho como para detenerse ahora. Cuando salió la nominación de Felipe Alejos, al que han defendido a capa y espada, algunos se preocuparon porque saben que quienes hablan de justicia independiente, los tienen bajo la lupa.

El hecho que los nuevos embajadores no se han reunido con ellos, manda un mensaje muy claro.

La actuación de la mayoría de los magistrados de la CSJ, básicamente de quienes eligieron a Roberto Molina Barreto y Jorge Rolando Rosales Mirón, se asemeja a la de aquellos que amanecen de goma y juran que nunca vuelven a tomar, pero que a la noche se “zampan” la primera cerveza y vuelven a subirse al caballito de la fiesta.

Los magistrados saben que están “choteados” pero cuando les toca hacer el trabajo “sucio”, no les importan las formas ni nada que se parezca porque aquí se sienten muy agarrados por el acuerdo que hay entre el Presidente, la alianza oficialista en el Congreso, Consuelo Porras y los magistrados de la Corte de Constitucionalidad (CC) –la profeta- y el amigo de Gustavo Alejos.

Pero no podemos llamarnos a engaño. Sabíamos que esto venía y más si el resultado electoral en Estados Unidos no favorecía a Donald Trump. Entre la Profeta, el amigo de Alejos y el amigo de Bárbara Hernández buscan inclinar la balanza en la CC. No les será fácil pero sin duda lo van a intentar y para eso ya buscan a los eslabones más débiles.

Todo esto pasa, lo mira la sociedad y lo sabe la comunidad internacional en pleno. Recordemos que ya no está el Nuncio aquel que tanto les permitía sus maniobras a los defensores del sistema pero esto sigue siendo un tema que depende de la actitud de los guatemaltecos que dicen haber entendido el problema.

El sistema va a dar sus patadas porque saben que se aferran a sus últimas posibilidades para intentar salir sin “raspones” y de aquí el 20 de enero intentarán de muchas maneras, aunque luego quieran decir que no son ellos los que operan para que nada cambie.

Los niveles de podredumbre aumentan y el descaro se exacerba. Eso es caldo de cultivo para los radicalismos, el populismo y los sistemas de corrupción que desean copar los espacios, más no atacar los vicios o cambiar lo necesario.

Situaciones tan descaradas como la descrita, en las que ni siquiera se preocupan por “guardar apariencias”, deben hacernos reflexionar a los guatemaltecos que no queremos esta realidad, para alcanzar acuerdos, tender puentes y hacer propuestas que le peguen en la nunca al sistema.

En las próximas semanas aumentarán el volumen de los intentos del mal, pero luego del 20 de enero, todos dirán que no tuvieron nada que ver con las maniobras.

Quedan al descubierto los mafiosos, pero más que ellos, debemos mostrarnos los que no claudicamos para que esto cambie de forma que quienes deseen hacer las cosas bien, no se las vean tan a palitos.

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