Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Hay dolores que se generan peor que otros y cuando hemos sido un país que ha sufrido porque los desastres nos agarran en paupérrimas condiciones para las mayorías, ver repetirse la misma historia una y otra vez causa mucha cólera y frustración.

Ver las fotos y videos, escuchar los testimonios y conocer los nombres de los adultos y niños que han fallecido o que han sido afectados por este temporal, duele y mucho porque como país nos vuelve a pasar lo mismo: llegan los temporales y afectan a la gente que hemos dejado atrás en un país que se ha acostumbrado a convivir con esas enormes brechas.

Ver cómo las autoridades, militares, policías, bomberos (verdaderos héroes) se arriesgan para salvar a las víctimas, para evacuarlas y mantenerlas a salvo, nos habla del carácter de la gente de este país. Ahora aflora la solidaridad de muchos que buscan la manera de ayudar, pero no podemos cometer el error de siempre.

¿Cuál es ese error? Pasado el dolor de la tragedia, nos olvidamos de lo vivido, del dolor, de lo que experimentó la gente y dejamos que el día a día nos vuelva a atrapar y con eso el sistema que nos ha puesto en esta paupérrima situación, lo seguimos dejando intacto.

Dice el Presidente que la corrupción es la madre de muchos problemas (tiene razón) y por eso es inconcebible que se alíe con los operadores de la corrupción, con los que no quieren cortes independientes para que esa corrupción pueda operar sin altibajos, llama amiga a la Fiscal que protege al sistema con sus operadores y ojalá esta tragedia lo hiciera recapacitar aunque la verdad es que tras lo visto, eso es una utopía.

Siempre he dicho que empezar a transformar el país, más que difícil, es un tema de voluntad. Cambiar una Guatemala que tiene una cultura de irrespeto a la ley no será fácil, pero tampoco es imposible si somos capaces de articularnos. Ver estas imágenes genera un dolor que no podemos pasar inadvertido.

Y mientras la gente sufre, hay muchos que se frotan las manos y piensan cómo harán para hacer micos y pericos con el presupuesto del 2021 que el Presidente negocia con los diputados, sobre las mismas mañas de siempre. Obras, plazas, cortes son la base de la negociación. El dinero de los “proyectos” no llega a la gente y por eso es que enfrentamos los fenómenos naturales en trapos de cucaracha.

¿Hasta cuándo? Hoy es de esos días que cuestan porque duele, y mucho, lo que pasa con la gente. Sentir la parte de responsabilidad que tenemos por dejar que todo esto llegue a tales niveles de podredumbre no es fácil, pero como ciudadanos necesitamos sacar fuerzas de la nada para empezar a tener pequeñas victorias que nos hagan pensar que una realidad distinta es posible.

Nuestras oraciones y empatía para los miles de afectados, para los deudos de los fallecidos. Pero más que eso, la mejor forma de honrarlos es empezar a hacer los deberes que como país nos hemos rehusado. Ahí están las consecuencias.

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