Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Cualquier pensaría que una mujer de Dios, una dama del derecho estaría encantada con la actuación de sus fiscales que permitió la incautación de Q122 millones producto de la corrupción pura y dura de la que es víctima nuestro sistema y sobre la que debemos aceptar responsabilidad ciudadana porque hemos tolerado mucho con nuestra indiferencia.
Consuelo Porras fue nombrada para ser la que acababa con las olas que preocuparon a tantos y por eso ahora vemos a muchos que luchan, creen e invierten para regresar al pasado, alabar su labor. Mientras unos la alientan a seguir esa ruta que les ofrece tranquilidad, desde Estados Unidos llegan mensajes de otro tipo y cada vez más la señora hace que le pierdan la fe.
El día miércoles se supo del allanamiento de la casa en La Antigua. El jueves por la mañana, previo a un evento ya programado, corrió el rumor de una reunión secreta entre el presidente Alejandro Giammattei y Consuelo Porras. El Gobierno negó la realización de tal reunión y el MP hizo referencia a que el evento ya estaba programado.
El día viernes, Porras ni salió en la conferencia de prensa porque como en el país todas las semanas se incautan millones en maletas vinculadas a ex funcionarios, no hay clavo que no se haya presentado porque el otro mes aparecerán otros cientos de millones (obvio que no).
La agenda de Jimmy Morales de “soberanía” quedó en plena evidencia que lo pretendido era gozar de la corrupción con una soberana paz, para hacer puros en secreto con recursos del Estado, para que sus ministros se hartaran de pisto y que quienes le financiaron estuvieran con tranquilidad. Hizo tanto sentido su corrida a la impunidad del Parlacen y hasta la fecha, el ex comediante no se ha pronunciado de ninguna manera.
José Luís Benito estuvo buscando acercamientos con periodistas en noviembre y diciembre porque él juraba que se iba a lograr quedar en el puesto. En el caso de La Hora no lo recibimos porque sabíamos que él fue pieza clave en el sistema y nunca quisimos darle espacio para que nos llegara a querer ver la cara de majes. Distinto es cuando alguien trata de hacer las cosas bien.
No fue sino hasta el 10 de enero de este año que Giammattei anunció a un diputado (nada más y nada menos) como su Ministro de Comunicaciones y hay quienes aseguran que Benito se sintió burlado y molesto. Desconozco si habrá algún tema entre el Presidente y Benito pero ha llamado poderosamente la atención que el mandatario ha guardado un silencio atípico.
Ya sabemos que a doña Consuelo le gusta la cordialidad con los Presidentes, pasados y presente y por tanto, ya trabaja en las maneras en las que le pueda serruchar la silla a la FECI porque otra vez son esa Fiscalía tan incómoda para los pro sistema, pero que genera mucha esperanza en la ciudadanía y son un bastión fundamental de Washington, especialmente ahora que se dieron cuenta que los agarraron de “papos” con el tema de la CICIG.
El Desconsuelo de la señora sería inexplicable pero tiene una lógica y sencilla explicación cuando se conoce las razones por las que fue nombrada y los motivos que tiene para, según ella, ser reelecta por un mandatario que la llama amiga y por quien ella pide “cordialidad” a sus fiscales.
Hace unos días la policía quitó a un investigador de la FECI y el manto del verdadero poder en el Ejecutivo aparece de nuevo.
La FECI debió incomodar a los que se robaron el dinero, pero de manera extraña, la Fiscal General es la más incomodada, sin menospreciar el silencio de quienes ostentan “el poder formal” y algunos sectores gremiales que solo se ocupan sábados y domingos para atacar a la Corte de Constitucionalidad (CC).