GRECIA AGUILERA
La nueva Carta Encíclica “Fratelli Tutti” escrita por el Santo Padre Francisco sobre la fraternidad y la amistad social, está inspirada en los principios y concejos que dictaba San Francisco de Asís a sus hermanas y hermanos, quien comenzaba sus prédicas con la frase “fratelli tutti” (hermanos todos) y así “con estas pocas y sencillas palabras expresaba lo esencial de una fraternidad abierta, que permite reconocer, valorar y amar a cada persona más allá de la cercanía física, más allá del lugar del universo donde haya nacido o donde habite.” Siempre influido por la sabiduría de San Francisco de Asís el Papa Francisco manifiesta: “Este santo del amor fraterno, de la sencillez y de la alegría, que me inspiró a escribir la Encíclica Laudato si’, vuelve a motivarme para dedicar esta nueva encíclica a la fraternidad y a la amistad social. Porque San Francisco, que se sentía hermano del sol, del mar y del viento, se sabía todavía más unido a los que eran de su propia carne. Sembró paz por todas partes y caminó cerca de los pobres, de los abandonados, de los enfermos, de los descartados, de los últimos. Las cuestiones relacionadas con la fraternidad y la amistad social han estado siempre entre mis preocupaciones. Durante los últimos años me he referido a ellas reiteradas veces y en diversos lugares. Quise recoger en esta encíclica muchas de esas intervenciones situándolas en un contexto más amplio de reflexión.” La encíclica fue firmada por el Papa Francisco ante la tumba de San Francisco en la Ciudad de Asís el 3 de octubre de 2020, un día antes de ser publicada y en las vísperas de las fiestas en honor a dicho santo. Y luego el Papa Francisco expresó: “Entrego esta encíclica social como un humilde aporte a la reflexión para que, frente a diversas y actuales formas de eliminar o de ignorar a otros, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en las palabras.” Este superlativo documento está dividido en ocho capítulos titulados: Las sombras de un mundo cerrado; Un extraño en el camino; Pensar y gestar un mundo abierto; Un corazón abierto al mundo entero; La mejor política; Diálogo y amistad social; Caminos de reencuentro; y Las religiones al servicio de la fraternidad en el mundo. En el primer capítulo cuando se refiere al Covid-19 acota: “Con la tempestad, se cayó el maquillaje de esos estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos siempre pretenciosos de querer aparentar; y dejó al descubierto, una vez más, esa bendita pertenencia común de la que no podemos ni queremos evadirnos; esa pertenencia de hermanos.” Y en el octavo capítulo expresa: “Entre las religiones es posible un camino de paz. El punto de partida debe ser la mirada de Dios… El amor de Dios es el mismo para cada persona, sea de la religión que sea.” El Santo Padre concluyó su encíclica con dos hermosas rogativas denominadas: Oración al Creador y Oración Cristiana Ecuménica, en esta última plegaria declara: “Dios nuestro, Trinidad de amor,/ desde la fuerza comunitaria de tu intimidad divina/ derrama en nosotros el río del amor fraterno./ Danos ese amor que se reflejaba en los gestos de Jesús,/ en su familia de Nazaret y en la primera comunidad cristiana./ Concede a los cristianos que vivamos el Evangelio/ y podamos reconocer a Cristo en cada ser humano,/ para verlo crucificado en las angustias de los abandonados/ y olvidados de este mundo/ y resucitado en cada hermano que se levanta./ Ven, Espíritu Santo, muéstranos tu hermosura/ reflejada en todos los pueblos de la tierra,/ para descubrir que todos son importantes,/ que todos son necesarios, que son rostros diferentes/ de la misma humanidad que amas/ Amén.” Sigamos orando por Guatemala y el mundo entero.