Carlos Rolando Yax Medrano
─Él (Presidente Donald Trump) dice que es inteligente porque se puede aprovechar del código tributario─ expresó el Vicepresidente Joe Biden.
─Yo no quiero pagar impuestos. Antes de llegar aquí (Presidencia de los Estados Unidos de América), yo era un desarrollador privado, yo era un hombre de negocios privado. Como cualquier otra persona privada, a menos que sean estúpidos, pasan sobre las leyes y así es como funciona─ afirmó el Presidente Donald Trump.
Nunca las funciones del gobierno habían tenido tanta relevancia en la discusión pública como ahora, ni su cumplimiento había sido tan cuestionado por las mayorías. En la medida en que un Gobierno tenga más funciones deben haber más gastos y, consecuentemente, debe haber una fuente de donde vengan esos ingresos. El nivel de ingresos que va a necesitar un Estado depende del nivel de gastos que va a realizar y el nivel de gastos depende de la cantidad de funciones que se le asigna. Por lo tanto, si un Gobierno tiene muchas funciones tendrá muchos gastos y necesitará muchos ingresos. En sentido contrario, si un Gobierno tiene pocas funciones tendrá menos gastos y necesitará menos ingresos. La fuente más importante de donde vienen son los ingresos tributarios.
La estructura tributaria de Guatemala es regresiva. En nuestro país, los impuestos indirectos predominan sobre los impuestos directos en los ingresos corrientes del Estado. Esto significa que los impuestos sobre el consumo, como el IVA, representan un mayor porcentaje que los impuestos sobre el patrimonio, como el ISR, en los ingresos tributarios. El resultado es que, a rasgos generales, mientras más ingresos tiene una persona la tributación le afecta menos y mientras menos ingresos tiene una persona la tributación le afecta más.
En 2017 el incumplimiento del ISR llegó a ser del 79.9%, cerca de Q24 758 millones y en 2018 el incumplimiento del IVA llegó a ser del 37.9%, cerca de Q16 566 millones. Quienes tienen más ingresos, aunque les afecta menos, tributaron menos; quienes tienen menos ingresos, aunque les afecta más, tributaron más. En 2017 la ejecución presupuestaria del Estado fue de Q71 733 millones y en 2018 fue de Q75 633 millones, pero los ingresos tributarios fueron de Q40 854 millones. Para solventar el déficit, el endeudamiento público interno fue de Q23 201 millones y la deuda es regresiva. Entre la informalidad, la evasión de impuestos y el fraude fiscal, el Estado dejó de percibir cerca de Q40 000 millones. Si se resuelven, la necesidad de deuda pública disminuiría considerablemente.
Para que el pacto social no sea una fórmula inútil y letras muertas, para que el Estado cumpla con sus escasas funciones de proveer salud, educación, seguridad e infraestructura, es imperativo que todas las personas cumplan con los deberes del súbdito como gozan de los derechos del ciudadano. Para que el contrato social no sea menos perjudicial y más oneroso para unos que para otros, es necesario reformar la SAT, puesto que ya se ha demostrado que las buenas intenciones no son suficientes y que, cuando se trata de tributación, la voluntad propia no alcanza.
Las palabras en el Primer Debate Presidencial del Presidente Donald Trump, quien también es empresario, dejaron claro que pasar sobre las leyes para no pagar impuestos es la regla entre los hombres de negocios, a menos que sean estúpidos. Congruente con sus palabras, en 2016 pagó $750 por el impuesto federal de ingreso (ISR). Las cifras demuestran que, para algunos empresarios en Guatemala, la opinión es compartida. Si queremos una mejor Guatemala, el cambio deberá iniciar por la política fiscal.