Fernando Mollinedo C.
Guatemala no es la tacita de plata como quieren las autoridades de Gobierno que la veamos en el ámbito doméstico e internacional; las razones son varias, entre ellas: los desfalcos al erario nacional por medio de contratos de construcción onerosos y lesivos al Estado, plazas fantasmas, compras sobrevaloradas, carísimas e innecesarias remodelaciones de oficinas para satisfacer la vanidad de los funcionarios, esto en el plano de la materialidad.
Algunos de los factores que sitúan a nuestro país como uno de los más atrasados en desarrollo humano son: la delincuencia común, organizada o desorganizada, la delincuencia oficial institucionalizada, la persecución y asesinato a los líderes indígenas y campesinos, el irrespeto y menosprecio de los policías nacionales hacia la población…
En materia política, la indolencia de la población al aceptar las barrabasadas jurídicas del Tribunal Supremo Electoral favoreciendo los intereses de los grupos de rufianes que cada cuatro años asaltan el poder para enriquecerse vilmente con el dinero de la población; el injustificable pago a los partidos políticos de $2.00 dólares estadounidenses por cada voto emitido a su favor en las elecciones, lo cual constituye el hueveo más inmisericorde gestionado y autorizado por los mismos partidos políticos.
¿En qué gastan los partidos políticos el dinero que reciben por deuda política? en asuntos personales, como que se lo hubieran ganado de forma digna y honrada por medio de su trabajo; es decir, otro olímpico hueveo autorizado por las autoridades.
Continúa el abuso de los comerciantes al aumentar periódicamente precios a los artículos de primera, segunda y tercera necesidad; el robo del redondeo en bancos y supermercados sin que las autoridades hagan algo para frenar estas arbitrariedades. La falta de control sobre la exportación ilegal de granos básicos por los puntos ciegos y fronteras con el resguardo de los delegados migratorios y aduaneros.
En cuanto al sector salud; en los hospitales nacionales, dispensarios y centros de salud, así como en casi todas las dependencias del IGSS, el trato que reciben los usuarios es tiránico, prepotente y hasta abusivo; porque la mayoría de los empleados desde oficinistas, enfermeras auxiliares, encargados de farmacia, policías que custodian las entradas, médicos y enfermeras ven a los usuarios como personas que van a pedirles limosna; se creen dioses que pueden devolver la salud como una dádiva.
¿Qué decir del sector transporte? las millonadas de dinero que durante muchos años han recibido como subsidio se lo han gastado en obtener propiedades y convertirse en agiotistas; sin invertir ni un centavo en el mantenimiento de las unidades que, todas despeltradas, sin asientos y en condiciones desastrosas prestan el servicio a la población necesitada de trasladarse a diferentes destinos en la ciudad capital y en los departamentos.
No se queda atrás la impartición de justicia; la cual, en pocas palabras, se imparte dependiendo del color del billete que por distintos medios y modos de permeabilidad se les hace llegar a los operadores. ¿cierto o no?