Fue evidente ayer en la reacción de las redes sociales que hasta una información como la que trasladó el Presidente, sobre su resultado positivo de COVID-19, puesto que de inmediato saltaron voces que señalaron la noticia como una “cortina de humo”. Foto: La Hora Foto: La Hora/Presidencia

No es extraño que exista desconfianza sobre las informaciones y los datos que publican los gobiernos y existen razones históricas para que eso suceda porque a lo largo de los siglos se ha visto cómo se trata de utilizar la información como un mecanismo para hacer propaganda o, peor aún, para sojuzgar a los pueblos. A lo largo de esta pandemia hemos visto un notable cambio en la opinión pública guatemalteca que, simple y sencillamente, no cree en lo que le dicen las fuentes oficiales pues existe la percepción que hasta se manipulan cifras para maquillar la realidad del país.

Y fue evidente ayer en la reacción de las redes sociales que hasta una información como la que trasladó el Presidente de la República, sobre su resultado positivo en la sexta prueba que le realizan para detectar el COVID-19, puesto que de inmediato saltaron voces que señalaron la noticia como una “cortina de humo” para bajarle el tono a la crisis desatada por la actitud del llamado Centro de Gobierno ante investigaciones periodísticas y críticas a su función. No creemos que nadie pueda jugar con una situación tan delicada como la del Coronavirus que, aunque algunos insisten en minimizarlo, es en realidad una enfermedad de fácil contagio y que para algún tipo de pacientes puede complicarse seriamente e inclusive puede costar la vida.

Es cierto que las redes sociales se llenan de mensajes negativos y que las autoridades de Guatemala no salen bien paradas porque el sentimiento crítico es muy fuerte, salvo en aquellas cuentas que son las encargadas por ellas mismas de llevar mensajes como el del video del periodista luego de haber sido apresado por la policía. Y por supuesto que se ha hablado en otros países de gobernantes que usan el COVID-19 como pantalla para distraer la atención de lo que hacen, especialmente cuando están dedicados al saqueo de la cosa pública que ocurre con tanta frecuencia.

Debe ser muy duro ver en las reacciones de la gente que nadie le cree a uno, pero es que la credibilidad es algo que se construye y se gana con coherencia absoluta, actitud que para los políticos de estos lares es inalcanzable.

Redacción La Hora

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