Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt
Bien se dice que de las crisis surgen oportunidades y ahora es un buen momento para que en los diferentes Municipios, pero especialmente en la Región Metropolitana, se pueda planificar un nuevo y más eficiente sistema de transporte que pueda ofrecer a los usuarios mejor atención a costos razonables. Hace algunos años se creó el sistema de Transmetro que ha funcionado aceptablemente en las rutas que cubre pero que, por supuesto, no puede atender toda la demanda, además de que valdría la pena revisar la forma en que se produce el arrendamiento de las unidades para establecer el procedimiento menos oneroso y más transparente.
El caso de Transurbano es otro más de los trinquetes paradigmáticos que hemos tenido en el país y en donde el contubernio entre los empresarios tradicionales y los políticos prostituyó lo que pudo haber sido un esfuerzo por modernizar el maltrecho sistema que permite la movilización de millones de personas en el país y eso nos deja aún con la dependencia de los desvencijados buses rojos que son una verdadera vergüenza y una falta de respeto a la dignidad de los usuarios.
Sinceramente creo que el actual Alcalde tiene una visión distinta de la problemática urbana que le permite planificar y ejecutar las cosas de manera diferente. Y si algo amerita y necesita de inventiva y planificación seria es el tema del transporte público en el área metropolitana porque es la única forma en que se puede superar el caos vial que afecta a toda la población. Cada día es mayor el número de personas que tiene que agenciarse de sus propios medios de transporte y estamos saturados de motocicletas porque para mucha gente se ha convertido en la única opción para desplazarse dada la notoria deficiencia del sistema de buses.
Hace muchos años se debió pensar en sistemas masivos que implicaban una alta inversión inicial, pero cuyo funcionamiento sería más barato pero nunca se hizo y esos costos iniciales son cada vez más elevados. Pero más vale tarde que nunca y creo que es momento de emprender con criterio visionario una adecuada planificación para dotar a la población de un medio eficiente de movilización masiva.
En casi todo el mundo los sistemas de transporte los opera el Estado por medio de la autoridad local. En Guatemala lo que tenemos ahora es un modelo que nunca permitirá renovar unidades ni atender en mejor forma al usuario porque aquí el “empresario” lo que hace es entregarle el bus a un piloto que, en vez de recibir un sueldo, lo que tiene es un compromiso de entregar diariamente al dueño de la unidad una cantidad fija de dinero y el resto de lo que perciba constituye la remuneración para el conductor y ayudantes si es el caso. Ese modelo “empresarial” obviamente no tiene viabilidad y garantiza la eterna existencia de carcachas circulando porque así nadie puede comprar buses nuevos, salvo que hagan otro negocio como el de Transurbano.
Si el dinero que se entregó sin control por décadas como subsidio a los transportistas se hubiera invertido en crear y operar un eficiente sistema municipal de transporte, hoy tendríamos algo distinto. Por ello, repito, el tiempo perdido no se repone, pero más vale tarde que nunca para hacer las cosas bien.