Sandra Xinico Batz
sxinicobatz@gmail.com

Guatemala es el país con la tasa más alta de desnutrición en Latinoamérica. Las principales causas de la mortalidad infantil son la desnutrición y enfermedades asociadas o derivadas de esta. Según la Unicef “En Guatemala el 49.8% de los niños sufre desnutrición crónica, esto es, 1 de cada 2. Es el primer lugar en América Latina y el sexto en el mundo en cuanto a desnutrición infantil.” Las cifras demuestran que este año ha habido un aumento de casos, cifras que subirán (aún) más por los efectos de la pandemia, que han agravado la situación de desigualdad y empobrecimiento en el país.

Según datos (actualizados hasta el 15 de agosto de 2020) publicados en la página web del Sistema de Información Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional -Siinsan-, el número acumulado de casos por desnutrición aguda es de 19,945; en tan sólo una semana el registro muestra un aumento de más de 400 casos; sumado a esto, hay que tomar en cuenta que no todos los casos se registran en el sistema y que para nuestra desgracia, los números seguramente son más altos.

Las raíces de este problema radican en que la riqueza del país sigue concentrada en unas cuantas manos y el Estado está prácticamente al servicio de estas. Para los distintos gobiernos combatir el hambre no ha sido una prioridad y los programas o planes creados únicamente se han convertido en asistencialismo, clientelismo o “pantallas” para seguir robando y alimentando la corrupción. Un ejemplo vivo de esto, de la perversidad del Estado, ha sido la recurrente actitud del presidente Giammattei de “invitar” o “llamar” a la población a ayunar y orar, justo como está ocurriendo hoy, luego de la convocatoria emitida hace unos días por el presidente en Cadena Nacional, en el que pidió a la población unirse en oración; todo esto mientras las cifras de contagio por Covid-19 aumenta, cada vez más y el mapa del país está prácticamente todo en rojo.

Sobrevivimos un país desnutrido y empobrecido, que tiene un presidente que devenga un salario para mandar a la gente a ayunar, este salario es además uno de los más altos de la región. Mientras Guatemala convulsiona de tanta injusticia y desigualdad, Giammattei se dedica a atacar periodistas a quienes ha llamado perros, por los cuestionamientos que se le han hecho por su nefasta gestión y por la forma en que se ha manejado la pandemia, cuyo resultado ha sido más endeudamiento y robo de bienes públicos, costeados con nuestros impuestos.

Lo que se vive en este país es un ayuno perenne involuntario. Miles de personas en este momento sufren hambre y por más que trabajen no lograrán alimentarse como se debe. El impacto de la desnutrición es devastadora y en este mismo instante más niñas y niños están pasando a ser parte de las estadísticas del hambre.

De nada nos servirá orar si seguimos permitiendo que los mismos criminales gobiernen.
Esos mismos criminales se golpean el pecho nombrando a Dios mientras dejan morir a las personas de hambre.

Sandra Xinico Batz

sxinicobatz@gmail.com

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