Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Empezó la pandemia y se hizo un esfuerzo inicial porque el COVID-19 sirviera, como en el terremoto del 76, como motivo para unirnos alrededor de causas comunes que nos permitieran enfrentar de mejor manera la crisis sanitaria porque sabíamos que lidiar con una situación como esta con un Estado tan precario era mucho más complicado.
Los primeros meses pudimos experimentar esa manera en la que unos a otros, sin conocerse, se apoyaron de diversas maneras pero conforme fue pasando el tiempo y el Gobierno iba dando palos de ciego en el manejo de la pandemia, la gente se fue centrando en sobrevivir, salir adelante y las mafias vieron una ventana de oportunidad para consumar sus planes perversos.
Mientras el ciudadano se preocupaba por su salud y su economía, el Presidente, diputados transas, Consuelo Porras y particulares que desean regresar al pasado (los comunicados de las cámaras dejaron claras las intenciones) pactaron para atacar la institucionalidad de la Corte de Constitucionalidad (CC) porque el fondo del plan es tener cortes a la medida, aunque eso afecta la economía. En este proceso que no arrancó pero si se afianzó en la pandemia, no les importó aliarse a con mafias a las que siempre han criticado pero que ahora les resultan útiles.
Y hoy, en medio de la pandemia nos enfrentamos con una realidad que implica tener una justicia en trapos de cucaracha, polarizados por aquellos que utilizan el miedo como mejor herramienta de división, estamos viendo las alianzas rotas que el oficialismo tanto se empeñó en cultivar, con mafias como Felipe Alejos y TODOS, y las maniobras que harán algunos para evitar que las declaraciones de Alejandro Sinibaldi los sienten frente a la justicia. Todo lo anterior nos hace saber que no vienen tiempos en lo que promocionarán la unión de los ciudadanos.
Por ello es que resulta fundamental que los guatemaltecos sepamos el momento que atravesamos y lo que se demanda de los que deseamos cambios. Es La Hora de elegir la unión por encima del miedo, la transparencia en lugar de la opacidad que necesitan las mafias, la justicia en lugar de la impunidad y el crecimiento económico integral en lugar de aquel que desea buscar atajos en los vicios del sistema.
Que quede claro: la desesperación de algunos los hará llevarnos a los extremos, intentar polarizarnos más porque no solo necesitan distractores, sino que nos necesitan más divididos para lograr sus objetivos. No les importa sacrificar la economía con tal de lograr sus objetivos de impunidad y eso nos debe hacer ver lo ciegos y desesperados que están.
Hay momentos en la historia en los que ha sido el carácter de los que, no solo los desean, sino entienden la necesidad de los cambios lo que ha marcado un rumbo diferente y llega el momento que volvamos a dejar la indiferencia que ha dejado que nos soben la cara sin que digamos mucho.
Le han apostado a que nuestro silencio les da carta libre y más aún, nuestra incapacidad de ponernos de acuerdo les da demasiado margen de maniobra y si ya sabemos cómo nos tienen medidos, pecado sería que no demos la milla extra en este momento tan definitivo en la historia del país.
No es fácil darla cuando estamos en medio de la una crisis sanitaria y económica sin precedentes, pero debemos hacer nuestro mejor esfuerzo porque nuestro futuro y el de nuestros hijos, depende literalmente de lo que logremos hacer en este momento.