Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82
Era el 14 a las 14 y el Gobierno se aseguraba su Junta Directiva. En ella, estaba gente de la UCN de Mario Estrada, de VALOR y repitiendo de nuevo, se encontraba Felipe Alejos. El presidente Alejandro Giammattei estaba contento porque sentía que si el Congreso no era presidido por la UNE, tenían mejor chance de impulsar “sus temas”.
Dentro del paquete de la Junta Directiva del Legislativo venía amarrada la operación de Gustavo Alejos y Cía. (TODOS entre ellos) para la elección de cortes y ese era el gran gol que habían metido quienes trabajaban por volver al pasado que tanto daño nos ha hecho en este país. Esa historia ya la conocemos y se cayó el plan perfecto porque Gustavito se confió demasiado y descuidó las formas.
Uno habría esperado que si alguien se pasa años queriendo llegar a la Presidencia podría haber calculado que de pactar con mafias nada bueno sale, pero no. Hay ocasiones en que los actores políticos no aprenden la lección y al Gobierno le empezaba a costar cada vez más conseguir los votos en el Congreso porque en Guatemala, las extorsiones no son exclusivas de un grupo y muchos en el Hemiciclo se han vuelto expertos.
El Presidente, arrinconado por los mensajes que llegaron desde Estados Unidos, se vio en la necesidad de decir que a la Corte de Constitucionalidad (CC) hay que respetarla, que se cumpliera con la resolución de la misma CC y se procediera a elegir cortes. El Congreso no quiere elegir porque desean esperar una nueva corte constitucional aunque temen que esperar y que ganen los demócratas los puede dejar en peor posición.
Lo dicho por el Presidente ya empezó a generar molestia en algunos diputados porque Giammattei les era muy útil cuando decía que él no se metía en los temas de cortes, pero la cosa se complicó más cuando el Gobierno hizo gestiones (normales) para que Alejandro Sinibaldi regresara al país a enfrentar las múltiples acusaciones en su contra.
Sinibaldi no tiene mucho futuro, pero si le quiere quitar de encima a sus hijos alguna parte del peso, debe confesar sus roles pero a la vez contar los de otros y ahí es donde Felipe Alejos se preocupa porque él fue parte en aquella elección de cortes que amañaron el ex del Partido Patriota (PP) y Manuel Baldizón.
Alejos reclamó réditos a los magistrados actuales para pedir protección (lo han arropado 4 veces dejándolo con antejuicio) y además tuvo que ofrecer burdamente espacios políticos a allegados de los actuales magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y operadores menores del poder paralelo, porque el defenderlo no le ha salido gratis.
El diputado estima que si Sinibaldi abre la boca él puede estar en muchos problemas y resiente mucho que el Gobierno haya permitido que la FECI esté en posición de solicitar que procesen al ex ministro de Pérez Molina y Baldetti.
Vienen días interesantes en el país. Sinibaldi no puede decir que hablará con la verdad y no contar (con claro soporte) realidades de las que él fue parte fundamental y por eso no solo Alejos se preocupa. Son varios, incluyendo aquellos que iban a cobrar las mordidas del Sipi y disfrazaban todo en movimientos de “civismo”.
Siempre he dicho que todos debemos rendir cuentas en el país y por eso será interesante saber qué dice Sinibaldi de quienes optaron por no protegerlo y/o callarse y, por el contrario, han elegido el camino de aceptar y reconocer. A ellos, ahora les toca enmendar y proponer los cambios para erradicar los vicios.
Que quede claro: cuando se negocia con mafias no hay lealtades y eso quedó en evidencia el martes con el show colérico que montó Alejos.