Fernando Mollinedo C.
Que el título del presente artículo no sea interpretado como que los campesinos de Guatemala no pueden defenderse; la idea que deseo transmitir es que dentro del aparato gubernamental, hay instituciones y dependencias que tienen como objetivo velar por los derechos que las leyes occidentales les reconocen como válidos y de ejercicio natural.
¿Dónde están esas instituciones? ¿para qué sirven? sólo de adorno para que algunas personas se aprovechen de esos puestos y ganar prestigio ante sus comunidades y devengar salarios que les proporcionan la oportunidad de comprar algunos lujos ladinos u occidentales, ¿cómplices de la moderna esclavitud impuesta por los verdaderos dueños del territorio nacional?
CUBILGÜITZ es ahora el referente de la violencia estúpida e irracional instigada y dirigida por los terratenientes que, a puro huevo, es decir, con violencia armada contra la población indefensa, quieren evadir sus responsabilidades de tipo laboral, aunque, más que laboral es de orden legal, moral y económica.
Cajolá, María Linda y San Sirisay son algunos ejemplos de la infamia de los terratenientes criollos (de ascendencia extranjera) y algunos forasteros europeos que han hecho fortuna en Guatemala utilizando al ejército como sicario e imponer su marca de muerte y dolor para demostrar su autoridad y propiedad sobre grandes extensiones de tierra que con falsedades legales adquirieron.
Históricamente, los gobiernos siempre han protegido a los terratenientes y reprimen los movimientos campesinos que pretenden su dignificación. No es raro entonces, que ahora en Cubilgüitz se haya impuesto el terror, el despojo y la muerte como lo han hecho durante muchísimo tiempo.
Banco Nacional Agrario, FYDEP, INTA, OCREN, OCRET y la Secretaría de Asuntos Campesinos son algunas de las instituciones específicas que sirvieron para empoderar aún más a los añejos terratenientes, militares y funcionarios civiles gubernamentales a quienes se favoreció y/o premió con la adjudicación de grandes extensiones de tierra sin cumplir con los requisitos legales para ser adjudicatarios.
Hoy se repite el fenómeno: conciencias de la misma etnia compradas para hacerle daño a sus hermanos. Pero no todos los extranjeros propietarios de fincas y empresas son hijos de…, unos pocos son personas humanas; los demás, se manifiestan como bestias que satisfacen sus criminales y egoístas instintos no importando la vida de los seres humanos a quienes quitándoles la tierra les quitan la vida.
¿Dónde está el Ministerio Público y la sarta de organizaciones “defensoras” de los derechos humanos para hacer valer el derecho que tienen los campesinos a recibir las prestaciones laborales muy bien ganadas a que tienen derecho? ¿El Ministerio de Trabajo conminará a los patronos a cumplir con su obligación de pago? Ó, ¿porque son extranjeros de piel blanca son intocables y están autorizados por el Estado de Guatemala para hacer lo que se les dé la gana e incumplir con las leyes guatemaltecas?
Por defender esos derechos están matando a los líderes campesinos, ¡sólo falta que digan que es en nombre de Dios, ¡y que Dios bendiga a Guatemala!