Juan José Narciso Chúa
La crisis institucional se profundiza inevitablemente, el Congreso de la República continúa alargando peligrosamente la elección de las magistraturas para la Corte Suprema de Justicia, en una clara afrenta a lo dictado por la Corte de Constitucionalidad, con ello la situación no puede ser más que peligrosa y espinosa, para dejarla empantanada, simplemente buscando profundizar la desobediencia a la CC e igualmente esperando que los procesos de antejuicio le permitan defenestrar a los magistrados de la máxima corte constitucionalidad.
El MP inflamó más esta situación con sus procesos de antejuicio, queriendo verse como independiente y ecuánime, pero inyectó más fuego a una crisis que hoy se hace más grande y más difícil de manejar.
Esta es una situación que permite el ejercicio de la actual CSJ, la que con sus honrosas excepciones, buscará contribuir a sembrar mayor fragilidad en la crisis institucional actual, cuando los tres poderes del Estado se encuentran en una fase de deterioro como nunca se había observado durante el período democrático, puesto que la CC siempre resolvió dichas crisis con sus resoluciones, pero desde que se han desobedecida las mismas por el siniestro grupo de Jimmy Morales, Degenhart y Jovel, abrieron un agujero, que luego se hizo una grieta enorme y que hoy puede provocar una fisura irremediable en la arquitectura institucional con consecuencias graves para nuestro país.
El actual Congreso de la República, no tiene la menor idea del juego perverso que actualmente realiza, pero que también destruye gradualmente la institucionalidad, al jugar el papel de “tontos útiles” de las peores élites económicas, que hoy pretenden, según ellos, recuperar el control total del Estado y sus poderes, para mantener su hegemonía, sus privilegios y mantener intactos sus intereses.
El Ejecutivo, pretende, absurdamente e infantilmente, querer permanecer como el poder que no sabe nada y que todo el deterioro se centra en el Congreso de la República y la CC, pero con ello también resulta una pasividad perversa, pues al final los arreglos de los movimientos se gestan acá, se ejecutan en el congreso y la CC. Cuando el ejecutivo se deslinda de su papel crucial que busca evitar crisis institucionales como las actuales, jugando de sordo, mudo y ciego, se juega con fuego y provoca situaciones como la actual, cuando el deterioro de los fundamentos de nuestro Estado republicano, se puede conducir a situaciones en las cuales el punto de retorno resulta imposible.
Hoy se muestra claramente que la crisis institucional viene provocando poco a poco, una crisis social que se expresa a través de comunicados y posturas de los diferentes actores sociales en las cuales se muestra el desencanto total con este equipo de Gobierno, principalmente hoy configurada en el Presidente de la República, quien pierde el sentido de la dimensión y la decencia, utilizando expresiones que lo muestran irresponsable, pero además abusivo ante las críticas.
Esto no es nuevo en el Presidente Giammattei, su pasado lo traiciona, su temperamento es visceral, su postura es autoritaria, poco ha aprendido en los casi ocho meses de gestión, nadie consigue que mantenga un discurso apropiado, alejado de la provocación, un ejercicio del poder intentando mantener la institucionalidad y la paz social.
El hecho de acceder a las presiones de sus grupos de poder -militares, políticos corruptos, magistrados venales y élites avasalladoras-, sin medir las consecuencias de sus arrebatos y decisiones poco mesuradas, ha provocado la reacción lógica, comprensible y rotunda de los distintos grupos sociales, que lo han declarado non grato, que se han mostrado contrarias a su actitud.
Pero este Gobierno, únicamente reacciona con Estados de Sitio, poco creíbles, con trasfondos oscuros y presto a cumplir los intereses de aquellos que se han aprovechado del poder sin miramientos y únicamente dispuesto a consolidar sus beneficios e intereses, manteniendo un Gobierno cautivo, pero llevando, peligrosamente, a una situación social, llena de contradicciones como la que se atisba hoy y que poco a poco recoge el sentimiento de muchos ciudadanos que cada vez más entienden en el engaño de un grupo privilegiado, que excluye cada vez más gente de las posibilidades del desarrollo y no aceptará más mentiras.