Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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Con la designación de la senadora Kamala Harris como compañera de fórmula de Joe Biden queda definido el panorama para las elecciones de noviembre en las que ambos se enfrentarán a Donald Trump y Mike Pence, quienes buscan su reelección en los cargos de Presidente y Vicepresidente. Hasta enero de este año el panorama parecía sonreír a Trump porque la economía continuaba con su ritmo ascendente que empezó durante la administración de Obama por sus medidas para salir de la última gran crisis económica.

Pero a finales de enero se produjeron los primeros contagios por lo que Trump llama “el virus chino” y desde el principio fue evidente que el mandatario estaba dejando que lo guiara su instinto y no el criterio científico de sus asesores. Supuso que el virus desaparecería como por arte de magia, especialmente con la llegada del verano, y adoptó posturas erráticas en la conducción de la respuesta del gobierno federal ante la propagación de los casos, haciendo cada vez más importante el rol que tuvieron que jugar los gobernadores de cada uno de los Estados, todo ello en medio del descalabro de la economía que ha afectado a muchos millones de personas que perdieron su empleo, además del decreciente ritmo de la actividad tanto de manufactura como comercial.

Hacer un recuento de los errores de Trump en sus discursos públicos sobre la pandemia demandaría páginas y páginas, pero él mismo lo entendió y decidió suspender sus apariciones públicas para hablar del tema. Eso y el deterioro económico le empezaron a pasar factura electoral y en esta etapa se encuentra en desventaja frente a su contrincante, sobre todo en el voto de los suburbios de las grandes ciudades que fueron un importante respaldo en su primera elección y por ello retomó el uso del podio diariamente.

Joe Biden es un político viejo, con experiencia pero que incurre con alguna frecuencia en contradicciones verbales que Trump trata de explotar con frases despectivas. Su postura ante la pandemia ha sido más mesurada y sus propuestas económicas hacen sentido a mucha gente y de allí que esté arriba en encuestas, sobre todo, en los Estados que pueden ser decisivos para la elección. Y la designación de Kamala Harris como su compañera de fórmula tiene interesantes aristas que, de entrada, ya provocaron la primera reacción de Trump que la calificó como mujer desagradable, usando el mismo calificativo que usó contra la “nasty Hillary”.

Mujer hija de un jamaiquino de color, profesor universitario en Estados Unidos y de una mujer hindú que obtuvo un doctorado en endocrinología en la Universidad de Berkeley, se convierte en la primera mujer de color y ascendencia asiática en ser postulada candidata a Vicepresidenta. Abogada de profesión fue la Fiscal de San Francisco antes de ser la Fiscal General de California, donde su papel la catapultó a ser electa Senadora del Estado. Dura en los debates, como lo pudo comprobar no sólo el mismo Biden sino también sus colegas abogados Brett Kavanaugh y William Barr, sometidos a sus interrogatorios en el senado tras haber sido nominados por Trump.

Se vienen tres meses frenéticos antes del resultado que, de ser adverso a Trump, no será acatado según él mismo ya dijo en varias entrevistas.

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