Emilio Matta Saravia
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A pesar de la caída de la economia en los Estados Unidos de América provocada por el Covid-19, donde la tasa de desempleo de la población hispana llegó a un 19% en su punto más alto, las remesas familiares al 31 de julio han crecido en 1.4% con respecto al año 2019, es decir, un poco más de 84 millones de dólares.
Es de admirar una hazaña de este calibre, la cual ha sido fruto del esfuerzo de lo millones de compatriotas que viven y trabajan en los Estados Unidos, y que, a pesar de las condiciones económicas adversas en el pais del norte y de la persecución que sufren por parte de las autoridades del país del norte, han logrado crecer sus envíos de dinero a sus familiares que viven en Guatemala. Dinero que ciertamente viene a dar un respiro económico a cientos de miles de familias que viven en condiciones de precariedad, principalmente en el interior del país, sobre todo en el área rural. Si el peso de las remesas en la economía guatemalteca ya llega al 12%, en 2020 la contracción económica del pais rondará entre 2% y 4% y las remesas familiares ya llevan un crecimiento de 1.4% a julio de 2020, al cerrar el año es muy probable que las remesas tengan un peso aun mayor, de alrededor del 13%. El migrante ya es una fuerza que se debe hacer sentir en Guatemala.
Dos son las lecciones que podemos aprender de este fenómeno: la resiliencia y la solidaridad de nuestros connacionales que viven en los Estados Unidos. La travesía que un migrante debe realizar para llegar a los Estados Unidos es durísima, llena de peligros y de vejaciones de todo tipo, que inclusive puede terminar en la muerte de las personas que intentaron hacerlo. Quienes finalmente logran llegar al norte, tienen una fuerza interior, producto de ese difícil trayecto, que se llama resiliencia. Es la capacidad que adquiere una persona de adaptarse a circunstancias difíciles o adversas. Después de sufrir lo inimaginable en el viaje, llegaron a su destino y fueron acogidos por otras personas o comunidades de migrantes en un gesto solidario, seguramente porque ellos mismos sufrieron en carne propia las vejaciones del viaje y le tienden una mano a quien la necesita. En estos tiempos de crisis económica en todo el mundo, los migrantes no han dejado de enviar remesas a sus familiares en Guatemala porque saben que aquí sus familias las necesitan, y aunque les pueda hacer falta el dinero allá, la cantidad de remesas que registra BANGUAT hasta julio del 2020 es una clara prueba del enorme sentido de solidaridad que tienen los migrantes.
Además de todo el aporte económico que da el migrante a la economía nacional con las remesas que envían mes a mes, también nos dan una gran lección de que, no sólo es posible superarse en un país donde hay oportunidades, sino que han sabido adaptarse a situaciones muy difíciles, superarlas, y además han sabido ser solidarios con sus compatriotas que tienen mas necesidad que ellos mismos.
Mi admiración para los migrantes.