Dr. Edgar Morán Ocaña
Dra. Ana Cristina Morales Modenesi
Este artículo es elaborado de manera conjunta con el Dr. Morán, quién es un sobreviviente al Covid. Él, al haber padecido esta enfermedad, se enfrentó a la muerte, aferrándose a la vida con mayor decisión, quedándose convencido de agradecerle siempre a ella, aún, cuando las circunstancias que otorgue puedan ser adversas.
Dentro de la pandemia es de considerar una negación profunda ante su existencia. Edgar cree en relación a lo anterior, que los seres humanos rehuimos a la muerte. Y la aceptación o negación de ésta, tiene que ver con la relación que hayamos elaborado con ella.
Que la relación con la muerte, también tiene bases en fundamentos espirituales. El que una persona llegue a enfermar, no solo depende de factores externos. Sino, del equilibrio que la persona mantiene en relación a su vida. En ese equilibrio los factores emocionales, tan poco visualizados, también juegan un papel primordial para la vulnerabilidad a enfermar.
Hay que reflexionar acerca de que la vida, hay que vivirla, sin sufrir la muerte. Lo que significa no vivir sintiendo de manera constante el temor a morir. Considerar a la muerte como una etapa también de vida. La cual se encara, o ella se encargará de hacerlo. Pero, tal vez, como en todos los escenarios de vida, será mejor su enfrentar de una manera digna, tal cual, se procuró vivir.
La muerte no presenta autorización o avisos y nos coloca ante la verdad de que no tenemos poder sobre elementos ajenos a nosotros. Pero, que, si lo tenemos, ante la responsabilidad de la propia vida y de los cuidados que requiere. Por ejemplo, en estos momentos y siempre, se necesita de un estilo de vida que promueva la salud. Pero es de preguntarse el grado de disposición que existe para salir de una vida sedentaria, de una alimentación inadecuada o de conductas dañinas para sí.
La práctica consciente de ser responsables de nuestros sentimientos, pensamientos y conductas. Nos ayuda también, a no sentirnos torturados por las circunstancias y el virus, ellos están allí, están como factores externos que nos causan miedo y dolor. La decisión será: quedarse allí y prolongar el sufrimiento o agradecerlo porque nos proporciona una perspectiva de lo que realmente es valioso en la existencia.
En conclusión, el doctor Morán, aprende que, al sobrevivir, se genera gratitud hacia la muerte, ya que, de alguna manera, se valora más la vida. Y ayuda a apreciar pequeñas cosas que se daban por ordinarias.