Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
El día de ayer se estrenó en Netflix, Immigration Nation, un documental que aborda en su primer capítulo cómo varió la política de Estados Unidos y en la que básicamente pasaron de deportar a inmigrantes irregulares que cometían ilegalidades a todo aquel que estuviera de manera irregular en el país, sin importar si había cometido crimen o no.
Debe verla para entender realidades pero más que eso, tenemos la obligación de quedarnos viendo fijamente para entender que tenemos compatriotas que se arriesgan porque no les queda de otra y porque hemos fallado tanto que para millones de vidas, la única esperanza termina siendo migrar. Y digo que debe verla porque pega, y duro, el dolor que sienten quienes ven su esperanza volar por una ventana, no digamos los que son separados de sus hijos, especialmente los pequeños.
Y la verdad es que, debemos asumir con plena humildad, nuestra responsabilidad en lo que viven esos hombres, mujeres y niños. No podemos dejar de sentirnos corresponsables porque con acciones u omisiones hemos permitido que en el país se forje un futuro que no es bueno para la gran mayoría de gente honrada que se la ve a palitos.
Tenemos la harta obligación de enfrentar realidades porque es la única manera en la que podremos ofrecerle a los nuestros un futuro en su tierra. Por eso es que es inconcebible cómo hay quienes toleran los desmanes en contra del raquítico Estado de Derecho que tenemos.
De las mayorías en el Ejecutivo, Legislativo y Judicial podemos y debemos esperar que trabajen para fortalecer este sistema, pero de quien está llamada a asegurar el cumplimiento de la ley no se puede esperar que regrese a ser un fiel operador del mismo y por eso es que la actitud del Ministerio Público (MP) de Consuelo Porras es terrible porque, entre otras cosas, su complicidad con las mafias genera más migración.
Además, ser comparsa deja sin aliento a los honrados que desde diferentes posiciones (en especial las de poder) intentan batallar contra la corriente, desincentiva a los ciudadanos que no se rinden y siguen transitando en el camino de la legalidad.
Vea la serie, sienta el dolor que experimenta la gente y se dará cuenta el costo y efecto que genera el que no hagamos los deberes y por eso insisto, Consuelo Porras no puede aliarse con las mafias del sistema al punto de que los diputados dicen “que ella está alineada”.
Y con respecto a Estados Unidos, todo país tiene derecho a defender sus fronteras, sin duda alguna, pero siempre debe existir coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
Y por eso, no deja de llamar la atención que Donald Trump cambió la política de ICE en torno a los migrantes en condición irregular, pero él se ha convertido en un aniquilador de su propio Estado de Derecho y del respeto a las instituciones, al colmo que ahora dice que no sabe si dejaría la Casa Blanca si pierde y que quizá es mejor retrasar las elecciones.
Estados Unidos va a una especie de referéndum en noviembre y la decisión se resume en que si los americanos desean recuperar la ruta de la democracia, la institucionalidad y el Estado de Derecho o se olvidan de la solidez de sus instituciones para dar paso al fortalecimiento del populismo.
Además, el país del norte debe guardar coherencia porque se queja de la migración pero sus acciones en países como los nuestros generan que más gente migre porque le dieron licencia a muchos que se apuntaron a destruir más que construir un nuevo y mejor futuro para Guatemala.
El COVID nos hace ver muchas cosas y una de ellas es que no podemos seguir siendo indiferentes con el que migra porque aquí no hemos hecho los deberes. El círculo es perverso, porque los expulsamos pero su dinero nos sirve para mantener respirando artificialmente nuestra economía.