Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

post author

Gladys Monterroso

“Servirse de un cargo público para enriquecimiento personal resulta no ya inmoral, sino criminal y abominable.” Cicerón

Nuestro sistema de salud ha sido deficiente históricamente, cada equipo de gobierno se dedica un 99% a pagar facturas politiqueras, devolviendo favores a los financistas políticos, sin importarles que le sucede a Juan Pueblo, los gobiernos centrales se han convertido en verdaderos botines económicos, que se distribuyen al postor elegido.

No se puede limpiar en seis meses, la inmundicia que durante décadas ha ido corroyendo el aparato estatal, derivado de lo anterior, no podemos esperar milagros de seres humanos, pero lo que si enerva la conciencia de cualquier ciudadano, es ese juego macabro de que hemos sido objeto social, psicológica, económica y emocionalmente, no se puede jugar con una sociedad completa en la prueba y error, porque ninguna, ni la más sumisa como la nuestra puede aguantar tanto.

Con el argumento de hacer frente a la pandemia, se hipotecó descaradamente el futuro bastante flagelado que visualizábamos, la deuda pública se disparó bajo el amparo de que la salud y la economía nuestras no superarían el resultado de una pandemia, mientras estábamos encerrados protegiéndonos y a nuestras familias, se hipotecaba un día sí y otro también el futuro inmisericordemente.

Por si no fuera suficiente la situación a la que fuimos sometidos, el discurso presidencial que al principio fue diario, fue bastante veleidoso, un día se informaba a la población de unas disposiciones, y al otro estas cambiaban, con el consabido Dios Salve a Guatemala, la población ya bastante lastimada, es más lesionada aún con cada anuncio presidencial, porque asemeja una montaña rusa, no por lo emocionante ni impresionante, es por lo extravagante del mismo, son tan contradictorias y poco entendibles las comunicaciones, que la sociedad no entiende que dijeron por fin.

Al leerlos posteriormente da ganas de llorar (Metáfora) Porque en muchas ocasiones son un sinsentido de tremenda magnitud, para el ciudadano de a píe, ¿Qué soluciones nos han proporcionado? Ninguna, ¿Qué respuesta recibimos? Un galimatías sin sentido de encerrarnos desde el jueves a las 5: de la tarde, a dejarnos en libertad un poco más de un mes después, como decían nuestras abuelitas “A la mano de Dios”

El guatemalteco, recibe de parte del inquilino de Casa Presidencial, una gran cantidad de confusa desinformación que lo confunde aún más, uno de los factores que contribuyen a esta situación se deriva en un discurso sin preparación, con bastante improvisación, y una mala comunicación concentrada en una sola persona.

¿Con que nos encontramos este lunes? Con que sumado a la indisciplina propia del guatemalteco se agrega un discurso sin una estructura, que dice mucho pero no comunica nada, tanto es así que, una gran mayoría se creyó que el Cobid-19 desapareció, y que podían hacer “vida normal”.

Un alto porcentaje de la población no lee, digiere un mensaje mal estructurado, el resultado es lo que se vivió el lunes, podemos salir, abarrotemos las calles.

Las preguntas que quedan pendientes de contestar son: ¿Cuántos son los muertos reales por coronavirus? ¿Dónde está el dinero de los préstamos que han hipotecado a muchas generaciones venideras? ¿Por qué los médicos, enfermeras y personal paramédico que lucha en primera línea, no reciben insumos para su protección? ¿Cuánto cuesta el mantenimiento del Hospital Militar, que no se utiliza? ¿Por qué con tanta pobreza en el país, se sigue disfrutando de la Finca Santo Tomas, para las reuniones privadas del inquilino de Casa Presidencial? ¿Si se encuentran prohibidas las reuniones, por qué la corte presidencial no cumple esta disposición? ¿Cuáles son los parámetros que utiliza el equipo de gobierno para establecer las disposiciones de confinamiento?

Miles de preguntas sin respuesta se acumulan, mientras la economía se encuentra a más de tres metros del suelo, y la salud sigue siendo una asignatura pendiente, los muertos se cuentan diariamente aún por decenas.

Exigimos acciones concretas, el populismo no es respuesta cuando tantos millones se diluyen no sabemos dónde y en que manos, se nos encierra cual ratones para que salgamos a buscar el queso, mientras, la salud y el dinero desaparecen.

licgla@yahoo.es

Artículo anteriorPMT reporta que 425 mil vehículos circularon en primer día sin restricciones
Artículo siguienteHacia una política exterior de Estado