Cartas del Lector

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Por: Mynor Carrera Mejía

La Universidad Nacional, hoy Universidad de San Carlos de Guatemala, siempre contó con un grupo de estudiantes bulliciosos y consecuentes. Consideraban que si bien tenían esa posibilidad de formación, debían impulsar cambios en el país que favorecieran a los que nunca llegaría a la universidad. Siempre hablaron por los que callaban. Su juventud y energía los hacía arriesgar hasta su propia vida, por tal de lograr su cometido. Fue en 1898 cuando nace la Huelga de Dolores, misma que Estrada Cabrera solo va a permitir durante 5 años. En 1903 la prohíbe, hay un incidente donde es asesinado un estudiante en la Facultad de Derecho. Aun así los estudiantes no callaban, se enfrentaban.

Todo se concentraba en la ciudad capital. Los estudiantes que tenían las posibilidades de venirse a la Nueva Guatemala de la Asunción, lo hacían. En el ahora Centro Histórico, abundaban las residencias para huéspedes y allí vivían, mientras completaban sus estudios. El reconocido periodista Clemente Marroquín Rojas lo cuenta en sus memorias (Memorias de Jalapa o Recuerdos de un Remichero: Editorial del Ejército, 1977). Los jóvenes no se tragaban las decisiones políticas del gobernante y menos cuando se dan las condiciones para derrocar la dictadura cabrerista. Estrada Cabrera fue derrocado el 15 de abril de 1920. Fueron momentos increíbles que vivieron gente de clase alta, gente obrera y estudiantes universitarios. Juntos botaron al que antes había sido declarado por sus panegiristas como “El benemérito de la Patria.” Estrada Cabrera es el gobernante de la trama de la novela el Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias.

En su lugar llegó Mr. Charlie Sugar, don Carlos Herrera Luna, hombre de clase alta, dueño de ingenios azucareros, de allí su mote, colocado por los universitarios. Se había convocado a elecciones democráticas pero don Carlos Herrera, estando como presidente en funciones, decide participar. Un grupo de estudiantes universitarios se opone. Ellos consideran que si desea ser candidato a la presidencia, debe renunciar al cargo. Carlos Herrera no lo hace. Este grupo de estudiantes provenía del oriente del país, se unen y forman un semanario de política y variedades denominado “La Hora.”

Los jóvenes, según informa Rigoberto Bran Azmitia, habían sido compañeros de estudio en el Instituto Normal de Varones de Oriente (INVO) de Chiquimula. Siendo orientales como el jalapaneco Clemente Marroquín Rojas, deciden unir fuerzas y demostrar que ellos también podían. Se oponen sin éxito a Carlos Herrera porque él se queda con la presidencia. No obstante, demostraron de qué estaban hechos y pusieron de manifiesto su punto de vista político el cual, durante su vida, iban a seguir descollando con su voz y pluma.

¿Por qué denominaron a su semanario de política y variedades como La Hora? Eran como decir, ya es hora, ya llegó la hora de hablar, de emplear el medio escrito como el canal para informar y orientar a la población letrada. Llega la hora y el reloj es una alarma que marca el momento preciso para decir lo que se tiene que expresar. De hecho, el periodista Clemente Marroquín Rojas, uno de los fundadores y quien siguió al mando del mismo en sus cuatro épocas, siempre estuvo al frente marcando la hora. Marroquín Rojas era un jalapaneco que, con el impulso de sus padres, estudió y se hizo abogado. A pesar de ello, el periodismo fue su vida, fundando muchos periódicos y revistas y siendo columnista de otros.

Había incluso una columna denominada Tic Tac, que perteneció a otro de sus fundadores, el joven Virgilio Zapata Mendía, hijo del célebre profesor don Adrián Zapata. En su Tic Tac, como suena un reloj en señal de alarma, que algo está allí latiendo cual corazón que actúa en el momento oportuno, que tira agua o fuego, según la circunstancia. Empleando sus propias palabras, dice así:
(su tic tac sonará) semejando una clarinada gloriosa o un toque de fuego, unas veces al oído de los fieles guardianes del derecho y de la libertad y otras sobre la conciencia de quienes traicionan aquellos sagrados factores del engrandecimiento de los pueblos, tal es la definición que hago de mi tic tac y al prometer que se escuchará en cada vibración de La Hora, por el ambiente político de nuestra Guatemala, no quiero dejar oculto el deseo que me anima de ser sincero siempre y siempre libre…) Virgilio Zapata Mendía, alias Civarot, 1920.

Los estudiantes del oriente del país entraron con todo el deseo de promover un cambio en la mente de la población capitalina letrada. No obstante, la turbulencia política más el ataque a los jóvenes que escribían, no les alcanzó para más. El semanario La Hora en su primera época llega solo a un año de duración. Su inestabilidad los llevó a contar con cinco directores del semanario en tan solo un año. Por si eso fuera poco, el periódico que se publicaba en la Nueva Guatemala de la Asunción, terminó produciéndose en la ciudad de Chiquimula.

Un artículo muy fuerte y que tuvo para su autor, Clemente Marroquín Rojas, serias repercusiones fue el que publicó el 24 de diciembre de 1920. El título era muy contundente: El buque de Walker nos acecha. En reminiscencia al pirata Walker que ingresaba como en un asalto pero en realidad, Marroquín Rojas hacía alusión a la posible huida del dictador caído Manuel Estrada Cabrera. Había circulado en la población que amigos del expresidente iban a sacar de prisión domiciliar al dictador, quienes aparentemente contaban con el apoyo diplomático de los Estados Unidos de América. Los diplomáticos estadounidenses protestaron y tanto Clemente Marroquín Rojas como Rafael Chacón, fueron a parar a prisión. (Mynor Carrera, El ideario polémico de Clemente Marroquín Rojas, 1998, 63)

De acuerdo a Agripino Zea, director del semanario La Hora, Marroquín Rojas y Rafael Chacón fueron apresados, acusados del delito de sedición consumada. Alega que no se les sometió al tribunal de imprenta. Se da a conocer también, que el Juzgado 5º. de primera instancia los dejó libres pero que continuaban en prisión por orden superior. (La Hora del 15/1/1921)

El periódico se vino tambaleando. No podía lidiar con problemas económicos y principalmente políticos, pues la escena nacional estaba candente por las elecciones luego de la caída de Estrada Cabrera. Su último director Jorge Alberto Ibáñez, explica la irregularidad en la edición:

Ruega la Redacción de “La Hora”, perdonen la poca regularidad de su publicación y los cambios que por razones de orden y economía, ha sufrido en su personal directivo. Pero hoy se tiene la esperanza de mejorar, dada la colaboración que se ha solicitado y su organización nueva. Y agrega: “La Hora” ya no es el producto del trabajo de una Asociación de Estudiantes Universitarios sino del esfuerzo de cuatro de éstos que han mantenido y mantendrán enarbolada la bandera de la oposición, en medio de la derrota de ideas que ha sufrido el elemento estudiantil. (La Hora, 11/6/1921, 4 y 6 pp.)

Es así como el semanario sigue debilitándose hasta desaparecer. El último ejemplar que aparece en la Hemeroteca Nacional Clemente Marroquín Rojas, es el No. 33, fechado 21 de junio de 1921. El tic tac había dejado de sonar, las alarmas se habían silenciado, tómese en cuenta que su principal razón de salir a la luz pública fue arremeter contra la candidatura de don Carlos Herrera Luna. No obstante, éste asumió la presidencia el 16 de septiembre de 1920. “La Hora” se dispuso mantenerse en la oposición, ya no lo lograron. Como muchos periódicos, había nacido y se había esfumado. A pesar de ello, en 1926 “La Hora” renació.

Diario La Hora en su Segunda Época
El entusiasmo de los jóvenes universitarios que fundan “La Hora” el 19 de junio de 1920, se mantenía. No obstante, la persecución política a la que fueron objeto y problemas económicos, los hizo desistir de su tic tac. El 21 de junio de 1921 cerraron sus puertas. Aun con todos los problemas, si bien el semanario había surgido para darle batalla a la candidatura de don Carlos Herrera Luna, éste ganó las elecciones y asumió como presidente de Guatemala el 16 de septiembre de 1920. En pocas palabras, lograron mantenerse en la oposición 9 meses.

A principios del siglo XX surgieron cantidad de periódicos en Guatemala. Los liberales promovían la ciudad letrada entre los pocos que sabían leer y escribir. Había pocos intelectuales pero su participación era muy activa, en períodos de llegada de la modernidad: luz eléctrica, teléfonos, telegramas, producción de libros, de periódicos, automóviles, ferrocarriles, aviones, fotografía, cine, filmaciones, llegada del deporte competitivo, llegada de la mujer a la educación superior, etc. “La Hora” había muerto pero en 1926, el periodista jalapaneco Clemente Marroquín Rojas, lo volvió a la vida. Es así como nace en su segunda época.

Cinco años después de haber desaparecido, “La Hora”, resurge. Su fundador Clemente Marroquín Rojas era un abogado de profesión pero periodista por vocación y práctica. Por aquella época, no abundaban las carreras universitarias, podían elegir entre ser abogado, médico o farmacéutico. Los profesionales se convertían en personas privilegiadas y de gran influencia política. Ellos no se concebían como profesionales liberales y sin participación política y social. Al contrario, se formaban para pelear en las lides del poder. En esas épocas, luego de la dictadura de Estrada Cabrera, cuando la situación fue extrema, el escenario político era más participativo pero de igual manera, los que se enredaban en la telaraña política, corrían el riesgo de buscar el encierro, el destierro o el entierro. La mayoría de profesionales, a excepción de los que viajaban a Europa, se graduaban en la Universidad Nacional, hoy Universidad de San Carlos de Guatemala.

Eran estudiantes inquietos se aglutinaron en la llamada Generación de 1920. Podían ser abogados o médicos, eran también funcionarios públicos, opositores, escritores, oradores, luchaban por la causa social. Entre este grupo se puede mencionar a Miguel Ángel Asturias, David Vela, Epaminondas Quintana, Joaquín Barnoya, Carlos Fletes Sáenz, Clemente Marroquín Rojas, Ramón Aceña Durán, José Luis Balcárcel, Alfredo Valle Calvo, José Castañeda Medinilla y otros. En este caso, interesa el papel del jalapaneco Clemente Marroquín Rojas porque llegó a ser el periodista más sobresaliente de la Guatemala del siglo XX. En su segunda época, refunda “La Hora” y lo sigue haciendo motivado por asuntos políticos. Al respecto, Marroquín Rojas expone:

Hace seis años, LA HORA cumplió una misión en la política del país. Hoy en su segunda etapa, esperamos que cumpla también otra misión. Entonces combatimos un desbarajuste. Ahora combatiremos lo que se presente contrario a los intereses del país. (La Hora, 4 de octubre de 1926)

De acuerdo a Marroquín Rojas, expone en sus memorias que originalmente el periódico se iba a crear para apoyar la candidatura de don Baudilio Palma. (Memorias de Jalapa, 1977, 307) A pesar de ello, balancearon que el más fuerte candidato era don Lázaro Chacón, por lo que a él se dirigió la campaña y por tanto el Diario La Hora haría su trabajo para impedir la llegada al poder de don Jorge Ubico Castañeda.

La campaña de Clemente Marroquín Rojas contra Ubico, fue feroz. Fueron tres meses, 63 publicaciones y en uno de los titulares de La Hora se lee: Ubico fue derrotado: La Hora lo mató. Esa campaña de Marroquín Rojas fue directa, clara, denunciante. Hubo incluso caricatura política para que la gente comprendiera quién era Ubico y su mala reputación cuando fue gobernador de Retalhuleu y toda la sangre que corrió. Clemente se sintió satisfecho cuando ganó la presidencia Lázaro Chacón, así que agarró sus maletas y se fue para Europa.

Europa fue siempre el sueño de los jóvenes intelectuales de principios del siglo XX. Especialmente, soñaban con vivir su experiencia en París. España e Inglaterra también era parte de sus sueños. Marroquín Rojas se fue su buen tiempo, incluso llegó a ser secretario de la embajada de Guatemala en Barcelona. El Diario La Hora había dejado de existir por segunda vez. Clemente disfrutó Europa y cuando decidió venir, se incorporó a trabajar a otros periódicos. Además, ejerció el notariado pero la tercera fue la vencida. Jorge Ubico volvió a participar por tercera vez en las elecciones presidenciales y resultó ganador. Marroquín Rojas para evitar problemas, se fue a su natal Jalapa donde fue electo alcalde. No obstante, Ubico lo tenía entra ceja y ceja y Marroquín Rojas tuvo que huir de Guatemala. Clemente anduvo por Centro América, Puerto Rico y México. Volvió a Guatemala cuando llega la Revolución de Octubre de 1944. Mientras tanto, La Hora resurgió en su tercera época, en el exilio.

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