El “inicio” del proceso para la elección de magistrados de Salas de Apelaciones y de Corte Suprema de Justicia puso en evidencia que la aplanadora pro impunidad está bien aceitada, lubricada y con tanque lleno, gracias a los buenos oficios de quienes armaron la elección de la Junta Directiva actual, es decir, Gustavo Alejos, Sandra Torres y Alejandro Giammattei, responsables del control del poder Legislativo que es indispensable para que se pueda concretar el plan que ya está definido y que empezó a operar desde ayer, cuando se pospuso deliberadamente el conocimiento del tema de las Cortes.
La clave la dio el diputado Álvaro Arzú Escobar, cuando sin pelos en la lengua dijo que si “Gloria Porras (refiriéndose a la CC) ya nos hizo esperar ocho meses, ahora que se espere”. En otras palabras, la resolución de la Corte de Constitucionalidad que fijó plazo para la elección de los magistrados se la van a pasar por el arco del triunfo y no se hará hasta que se integre la nueva CC el año entrante.
Y es que saben que la elección de alguno de los que carecen de idoneidad y honorabilidad se vuelve imposible porque la misma Corte puede rechazarla, debido a lo cual están dispuestos a posponer la elección mediante la táctica dilatoria de ir eligiendo, si mucho, a un magistrado en cada sesión, lo que haría que se requiera mucho más de un centenar de sesiones (que no serían realizadas todos los días) para completar el proceso. Y es que la futura CC va tener una diferente composición de fuerzas porque la actual CSJ tendría facultad para poner a uno de los comprometidos con el pacto de impunidad, a quien se sumaría el designado por la Presidencia de la República y el del Congreso, asegurando la mayoría que les cumplirá su sueño de opio.
Y apuestan a que en medio de la situación que estamos viviendo la gente va a estar más preocupada por la enfermedad y, como dijo el mismo Arzú Escobar, viendo qué come mañana que en el proceso de elección de las Cortes y por ello están sumamente tranquilos porque saben que, en esas condiciones, el arroz ya se coció.
Es indiscutible que persiste el pacto que se hizo al inicio de la legislatura actual entre Alejos, Torres y Giammattei, mismo que evidentemente no se limitaba a la elección de la Junta Directiva del Congreso. Es un pacto de amplio espectro para asegurar la impunidad que evidenció y puso en peligro la CICIG con el anterior MP.