Víctor Ferrigno F.

Enfrentar una pandemia de proporciones planetarias requiere de acciones extraordinarias, de cuantiosos recursos, y de un enorme apoyo ciudadano. Lamentablemente, la acción gubernamental contra el Covid-19 carece de estos componentes, por lo que ha colapsado, en un marco de incapacidad extrema, inoperancia, opacidad, falsía, corrupción y autoritarismo.

Ni el Gobierno, ni el Ministerio de Salud, ni la Comisión Presidencial de Atención a la Emergencia Covid-19 (Coprecovid) han sido capaces de formular e impulsar un plan de contingencia contra la pandemia, debidamente concertado, que articule las medidas sanitarias, económicas, sociales y comunicacionales. Se han perdido en una maraña de acciones puntuales, desarticuladas, contradictorias e insuficientes. En dos platos, no hay plan, ni ejecución presupuestaria, ni infraestructura suficiente, ni contratación y pago del personal necesario, ni equipamiento. Menos un programa serio de reactivación económica.

Para colmo, no hay rendición de cuentas, ni flujo de información pública, ni transparencia, perdiendo la credibilidad ciudadana. Eso sí, la corrupción abunda, y sobran las evidencias.

El Congreso de la República aprobó las ampliaciones presupuestarias y los préstamos solicitados por el Gobierno, pero hasta la fecha solamente ha ejecutado el 3.17% de lo aprobado. Además, la Coprecovid ha incumplido con lo estipulado en el artículo 3 del Decreto 22-2020, que la obliga a presentar un informe detallado al Legislativo, todos los martes, hasta que finalice el Estado de Calamidad.

El Ministerio de Salud ha sido recurrido legalmente, por no brindar la información pública que le han solicitado el PDH, diferentes diputados y varias ONGs. El colmo fue la renuncia del Dr. Manuel Sagastume, Jefe del Departamento de Epidemiología, por la negativa del Ministro de Salud a informar con veracidad sobre el número de muertos.

Ayer, un asesor del Ministerio de Salud informó que después de una auditoria a toda la documentación, lograron verificar que la cifra total de fallecidos, hasta el 16 de junio, es de 418 muertos.

La ciudadanía ha perdido la credibilidad en la data del Ministerio de Salud, según la encuestadora Prodatos, que ha hecho tres mediciones. En abril la credibilidad era de 56%, en mayo 53%, y en junio se desplomó a 42%. Un 34% de los encuestados considera que los datos oficiales son poco o nada creíbles. Por esto crece la oposición a las erráticas medidas de confinamiento, que se aplican con rigor a los pobres, y son permisivas con los niños bien que organizan fiestas en comercios de postín, y la policía no los detiene.

Para colmo, las medicinas para combatir el Covid-19 se han comprado hasta cuatro veces más caras que en otros países, según UNOPS, la agencia de la ONU contratada por el Seguro Social para transparentar adquisiciones y bajar precios. El Estado de Calamidad se ha convertido en un estado de impunidad para los corruptos, mientras la Fiscal General sigue invernando.

La tasa de contagiados y muertos aumenta, mientras el Gobierno anuncia que entraremos a una fase escalonada de desconfinamiento. Según el Dr. Asturias, de la Coprecovid, estamos en el pico del contagio, pero ya nadie le cree, pues no presenta proyecciones técnicas ni creíbles. La Dra. Sulma Calderón, Defensora de la Salud de la PDH, sostiene que “estamos a un pequeño paso de caer en el colapso absoluto del sistema de salud”.

En ese contexto, la credibilidad de Giammattei se derrumba y, ante la recesión y el hambre, la gobernabilidad se asentará en la represión, cuando el pueblo se harte de tanta incapacidad y corruptela.

Víctor Ferrigno F.

Jurista, analista político y periodista de opinión desde 1978, en Guatemala, El Salvador y México. Experiencia académica en las universidades Rafael Landívar y San Carlos de Guatemala; Universidad de El Salvador; Universidad Nacional Autónoma de México; Pontificia Universidad Católica del Perú; y Universidad de Utrecht, Países Bajos. Ensayista, traductor y editor. Especialista en Etno-desarrollo, Derecho Indígena y Litigio Estratégico. Experiencia laboral como funcionario de la ONU, consultor de organismos internacionales y nacionales, asesor de Pueblos Indígenas y organizaciones sociales, carpintero y agro-ecólogo. Apasionado por la vida, sobreviviente del conflicto armado, luchador por una Guatemala plurinacional, con justicia, democracia y equidad.

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