Ayer el comisionado para el coronavirus, doctor Edwin Asturias, explicó la situación luego de expectativas que surgieron tras la publicación del plan para la “desescalada” elaborado por el Ministerio de Salud Pública, señalando que el momento actual está marcado por el incremento de los casos y no por una baja sostenida de los mismos como se contempla en el plan de acción. En efecto, con apenas 1,573 pruebas realizadas alcanzamos el número de 394 casos confirmados, lo que nos coloca arriba del 20% de positivos por el total de pruebas, y eso suponiendo la veracidad y exactitud de los datos que proporciona diariamente el Ministerio de Salud.
Estando en esas condiciones todos los habitantes del país tenemos que redoblar nuestras precauciones, tanto para no contagiar a alguien como para no resultar contagiados aunque, lamentablemente, existe la necesidad de mucha gente obligada a incrementar el contacto con otras personas sin poder recluirse ni resguardarse en casa. El otro punto es que en la medida en que se incremente la cantidad de casos positivos, vendrá un serio problema por la incapacidad del sistema hospitalario de atender la demanda que en la práctica puede ser mucho mayor de lo que reflejan las pruebas porque mucha gente que empieza a sentir síntomas prefiere resguardarse en su vivienda en vez de recluirse en alguno de los hospitales habilitados para el tratamiento de enfermos del COVID-19.
Y aunque parezca cantaleta, vuelve a hacerse necesario abordar con seriedad el tema de las pruebas porque no sólo permitirá salvar más vidas, sino que nos dará un panorama real de nuestra realidad y permitiría detectar tempranamente casos para evitar que se descubran cuando ya están complicados seriamente. Además, permitiría el seguimiento de los contactos de cada una de las personas que dan positivo, para así mantener un eficiente control que verdaderamente podamos llamar epidemiológico, lo cual es imposible con el nivel de pruebas actuales y, sobre todo, con el descuido que hay en el manejo de las mismas, lo obliga a uno a pensar que si no saben el nombre del paciente mucho menos van a poder detectar los contactos que ha tenido y que potencialmente podrían estar también contagiados.
Contra lo que ha sido la política oficial, en una epidemia la información concreta ayuda a la contención y a salvar vidas. Debe abandonarse la peregrina idea de “matizar” la información y es necesario que todos sepamos la situación real que se está viviendo para tomar nuestras decisiones y acciones con base en datos serios producidos por los encargados.