Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Expertos y analistas de datos nos advirtieron, semanas atrás, que la segunda quincena de mayo y el mes de junio iban a representar las semanas más duras de la pandemia porque era cuando se esperaba el pico de contagios.
Tantos unos como otros, no se equivocaron. La semana epidemiológica del Gobierno va de viernes a jueves porque el 13 de marzo que se dio el primero caso fue viernes y el lunes el presidente Alejandro Giammattei explicó que así computan ellos la semana para los efectos epidemiológicos.
El viernes 22 de mayo cerramos con 2,743 casos y el jueves 28 lo hicimos con 4,348 casos, eso quiere decir que en una semana crecimos 1,605 casos (promedio 229.28 por día), una tendencia que se ha mantenido porque ayer viernes 29 de mayo cerramos con 259 casos adicionales.
Si el ritmo se mantiene las condiciones para mediados de junio pueden llegar a estar entre los 7,500 u 8 mil casos y por eso es fundamental que todos, tomemos las medidas de distanciamiento, uso de mascarilla, lavado de manos o uso de gel en su defecto porque aunque llegará un momento en el que muchísimos de nosotros nos enfermaremos de COVID-19, ahora no es el tiempo más oportuno por la saturación en el sistema de salud que genera el crecimiento del pico.
El Gobierno no lo ha expresado así pero yo estimo que las primeras dos semanas de junio las pasaremos en las mismas condiciones (quizá un poco menos de movilidad en todo caso) con el afán de disminuir la curva. Salvo que los casos se disparen de forma abismal, no veo al Gobierno ejecutando el cierre total para lo que se necesitarían mecanismos para asegurar abastecimientos.
Ya en Guatemala se encuentra el Dr. Edwin Asturias, quien junto a otros profesionales tendrá la responsabilidad de ir guiando el camino y cuenta con el apoyo de muchos guatemaltecos que alejados de radicalismos, entendemos las dimensiones de esta enfermedad y lo que significa perder la salud en este pico, pero sin olvidar que vivimos una situación económica muy mala para todos en la que las personas pobres, los que viven al día y están en condiciones de vulnerabilidad, llevan la peor parte.
Bien dice el dicho que sobre aviso no hay engaño y fuimos advertidos que esta iba a ser una época dura. Ha habido esfuerzos desde la cartera de Salud por ir ampliando la información pero aún falta trecho por recorrer y en mucha gente se ha instalado la idea que estamos en el colapso o a las puertas de y que cada vez vemos más pacientes arribando a distintos hospitales nacionales y/o privados.
He dicho e insisto que salir bien parados de esto depende de todos, no obstante, atender la realidad y/o manejar la percepción de la gente expresada anteriormente, es tarea del Ministerio de Salud, del Gobierno, de la nueva comisión y ojalá logren hacerlo lo más rápido posible, sabiendo que los ciudadanos debemos hacer nuestra parte.
Hablando con un médico, de esos que ya pintan algunas canas y que está en la primera línea de atención, me decía que estaba un bastante preocupado y al preguntarle opciones me dijo: hay pocas pero pasan por re dirigir conductas, tales como contratar más hoteles, lograr más rápidos egresos de los hospitales provisionales, pagos a los médicos, contratar hoteles para los médicos, garantizar equipo de protección personal, liberar pruebas a laboratorios y hospitales privados para poder buscar la enfermedad de mejor manera.
Otros profesionales han dicho que se necesitan más manos y por eso es que han planteado la opción de graduar más médicos que solo están a la espera de la tramitología, que en Guatemala se vuelve como una carrera aparte para todos los profesionales que buscan graduarse y colegiarse.
Estamos en la época dura, nuestro carácter será puesto a prueba y debemos mejorar nuestra capacidad de cumplir protocolos para evitar más contagios, el colapso del sistema y así poder ir pensando en la forma de re abrir. De la suma de todos, estará la diferencia en los impactos de esta mendiga enfermedad.