José Roberto Alejos Cámbara
A treinta y cinco años de la promulgación de la Constitución
Poco se habla del contexto nacional previo a la convocatoria a elección de diputados a la Asamblea Nacional Constituyente, que permitió que ésta fuera lo que fue; instalada en un ambiente ideal, se convirtió en un equipo si no ideal, suficientemente representativo que permitió grandes acuerdos para lograr el pacto de nación.
Hay que recordar que el 23 marzo de 1982, una mayoría de militares deciden no seguir permitiendo el desgaste de la institución y del país en pleno conflicto armado interno; en plena guerra fría en el contexto mundial; y, criticado mundialmente por violaciones a los derechos humanos. Ocurre el golpe de estado, que coloca una junta de gobierno encabezada por el Gral. Ríos Montt quien pronto la desintegra, quedándose solo él al mando de la nación. Después es relevado por el general Mejía Víctores.
En esa época se creó un consejo de estado que diseñó la ruta para la democratización del país. Estuvo integrado por personas de distintos sectores, y los integrantes de su comisión política, Amílcar Burgos, Toledo Peñate, Ernesto Viteri entre otros, redactaron legislación para el funcionamiento del Tribunal Supremo Electoral y dependencias como el Registro de Ciudadanos, y el Departamento de Organizaciones Políticas, asegurando un camino confiable.
Es bueno recordar algunos aspectos, como que previo a convocar a elecciones el coronel Méndez Ruíz, Ministro de Gobernación, y Jorge Serrano Presidente del Consejo de Estado, viajaron a Costa Rica a dialogar con Pepe Figueres sobre cómo alcanzar la integración de los grupos de izquierda para que fuera una convocatoria realmente democrática. El Partido Revolucionario logró una reunión con líderes en el exilio, para ofrecerles 6 puestos en el partido y la garantía de que se les dejaría participar sin temor por su vida. Así Jorge Mario García la Guardia, Alfredo Balsells Tojo, Mario Solórzano, Jorge Gonzales del Valle, Hugo Quán Ma, entre otros viajaron desde distintos países a esta reunión y luego, aunque tomaron la decisión de no participar; esto permitió la incorporación de la izquierda democrática.
La única prohibición para ser candidato fue no haber sido parte de los últimos tres gobiernos. En marzo del 84 se convocó, el 1 de julio fue la elección con participación del 85% de la población, y, el 11 de agosto la toma posesión de la Asamblea Nacional Constituyente, integrada en cifras redondas por un MLN (anticomunistas), la UCN (centrista), la DC (social cristianos) y los partidos tradicionales, con el 25 % cada uno, con una primera decisión: “Debe ser un pacto de grandes acuerdos”.
Desde mi punto de vista en ese pacto se incluyeron algunas distorsiones: el Consejo de la Enseñanza Superior, que politizó la academia; establecer fondos en un situado constitucional a las municipalidades, sin establecer destinos concretos, para luego permitir la reelección de los alcaldes, esto a la postre no fortaleció la autonomía. El Congreso ocupando espacios donde no tiene nada que hacer como en la Junta Monetaria. A ello se suman las reformas constitucionales de 1993, que entre otras cosas fracasa en los cambios que introdujo a la administración de justicia y contradice el estado social de derecho que buscó la constituyente, y muchos temas en la legislación ordinaria nos han desviado del camino hasta llegar a lo que vivimos y enfrentamos en estos días.
Hoy es cuando, la crisis nos permitiría retomar al espíritu del constituyente. ¡Dialogando y haciendo! eso toca en la búsqueda de la reestructuración del Estado.