Edith González
“La comida se besa, se agradece y se ofrece al hermano”
Nos decía mi madre,
Sorpresa, vergüenza, dolor, tristeza, desesperanza, cólera, angustia, rabia, ira, miedo, disgusto, frustración… Manipulación, mezquindad.
Pero ante todo enojo. Si eso sentí cuando vi la foto publicada en la carátula de PL el lunes 18 de este mes. Me pareció horrible observar en las redes sociales cómo las personas decidieron tirar su fruta y verdura. El producto de su esfuerzo cultivado bajo el sol, abonando y fertilizando sus cultivos, que con la esperanza en el alma llegaría a la mesa de los guatemaltecos.
¡Ah…¡ pero según escuché en el video lo hicieron porque los vegetales y la fruta se pudrieron debido a que el presidente Giammattei decidió imponer un toque de queda desde el viernes hasta el lunes para cuidar la vida de los ciudadanos de su país.
Yo vi el tiradero y claro cuando una sandía cae al suelo se abre, pero el resto los pepinos, bananos e incluso los tomates se veían en excelentes condiciones. Mucho mejor que alguna de la fruta que compramos y se nos madura en la refri o en el canasto y no la tiramos, la consumimos.
Hay personas que publicaron su producto en el Facebook, en WhatsApp e incluso en la radio y lograron venderlo. Otros lo han regalado a las instituciones de ayuda, a los enfermeros, a sus vecinos. Los Bomberos Municipales Departamentales comentó el comandante Otto Denny Mazariegos, recibieron canastos de verdura de manos de los productores, la que bomberos de distintas estaciones repartieron, ayudando a paliar el hambre.
¿Entonces, porqué tirar la comida. Especialmente en este momento que para muchas familias se hace difícil conseguir?
Sólo tengo una respuesta: el producto de los agricultores fue pagado para tirarlo, para culpar al presidente, para desestabilizar su gobierno.
Lo mismo que ocurrió cuando unas mujeres salieron a las calles con banderas blancas “bien pespuntadas” a pedir comida “porque la ayuda del gobierno no les llegaba, pese a que las cajas de alimentos estaban repartiéndose.
No es que dude de su necesidad, “porque yo en mi casa tengo de todo”… pero si yo tuviera necesidad de sacar una bandera blanca para pedir comida seguramente mostraría una sobrefunda, o incluso una playera de mi esposo. Porque preferiría gastar mi poco dinero en comida.
Y me pregunto ¿Quién pagó esa fruta y verdura para tirarla, en un doloroso espectáculo, cuando muchas personas podrían haber disfrutado de ella, por sabor, alimento y nutrición?
Pienso en los que pagaron a las “acarreadas” quienes además de un pago obtuvieron víveres y hasta un trapo blanco para cualquier uso.
El hambre y la necesidad no es nueva en nuestro país, quizás más de la mitad de los guatemaltecos la viven diariamente desde hace muchos años. Otros han empezado a sentirla ante las nuevas formas de vida que hemos debido adoptar por esta pandemia.
Dice la iglesia, si tienes un poco compártelo con una familia necesitada, pero si tienes mucho, puedes compartirlo con muchos.
Y no me refiero a compartir el horror, el dolor y la desesperanza de saber que hay personas, que por no estar de acuerdo con los gobernantes, en un macabro show tiran la comida antes de ofrecerla al necesitado.
Me parece que eso tiene que ver con la política… ¡Qué porquería!