Jorge Santos
Sin lugar a dudas que mayo es un mes especial, emblemático en varios sentidos. Primero quisiera recordar un 22 de mayo de 1920, luego de las gestas para derrocar al dictador Manuel Estrada Cabrera, los estudiantes universitarios cansados de los liberales y aún más de los conservadores, deciden fundar la Asociación de Estudiantes Universitarios con el objetivo de hacer de está su instrumento de lucha y reivindicación. Dicho ente gremial ha pasado por todo tipo de claroscuros en sus ya 100 años de constitución.
La AEU como se le ha conocido por mucho tiempo, ha acompañado las gestas más sentidas del estudiantado y de la población. Desde las luchas por derrocar a Ubico, la defensa de la Revolución de Octubre, las jornadas de marzo y abril de 1962 o el enorme despliegue del estudiantado después del terremoto de 1976 son tan sólo una pequeña reseña de lo que la juventud organizada y acompañada por un referente como la AEU puede hacer en este país. Grandes intelectuales, académicos, artistas, políticos y activistas han pasado por la AEU y con sus ideas y aportes han construido movimientos de reivindicación y demandas sociales y populares. La AEU no ha sabido jugar a medias tintas, al menos no hasta que fue cooptada por el crimen organizado en el 2000, y ha sabido con conciencia coadyuvar a las luchas por otra Guatemala. De ahí es que le haya costado la vida a tantas personas comprometidas, uno de los cuales lleva su nombre Oliverio Castañeda De León. Ojalá y las nuevas generaciones que han retomado el camino de estudio y lucha sepan conducir a la AEU por nuevos y mejores derroteros, que junto a la Nación, nos permitan encontrar, al alba, el tan esperado amanecer victorioso de los Pueblos.
98 años después, en el amanecer del 23 de mayo del 2018 la familia Molina Theissen recibía un baño de justicia, luego de largos años de lucha. En la madrugada de ese histórico día, el Tribunal de Mayor Riesgo C declaraba culpables a cinco militares, en situación de retiro, por la desaparición forzada de Marco Antonio Molina Theissen y la detención ilegal, violación sexual y tortura contra de su hermana Emma Guadalupe.
Estos delitos cometidos en el año de 1981, representan tan sólo una muestra de la época más oscura de la política contrainsurgente y el terror de Estado promovido por la Doctrina de Seguridad Nacional y seguido al pie de la letra por el ejército, financiado por la oligarquía guatemalteca. Primero la detención ilegal de Emma Guadalupe, luego su tortura y violación sexual, de las cuales pudo escapar, para que después se llevarán al niño de 14 años Marco Antonio; son la muestra irrefutable del odio y el horror que fue capaz el Estado de desplegar contra la ciudadanía.
Al alba del 23 de mayo, nos amaneció la justicia en uno de los tribunales guatemaltecos. Hoy seguimos luchando y la familia Molina Theissen no descansará hasta recuperar los restos de su niño amado, Marco Antonio.