Anoche el Presidente Giammattei anunció nuevas y más drásticas medidas que incluyen el confinamiento de toda la población en sus viviendas por tres días y se puede afirmar, viendo las reacciones de la ciudadanía en los diferentes medios de expresión existentes, que el común denominador es de absoluta confusión por la forma en que se produjo el mensaje, pero también respecto al efecto que puede tener el encierro de tres días para que el lunes se permita nuevamente salir de las casas para realizar diferente tipo de actividades, tomando en cuenta que cuando los epidemiólogos han recomendado ese tipo de aislamiento extremo no lo hacen únicamente por tres días sino de manera más consistente y con mecanismos para determinar las salidas de la población.
Es un hecho que el gobierno se había sentido confiado de que sus medidas de contención estaban dando resultado. Los mensajes del inicio, cuando se pidió no salir de casa pero se hacia la invitación a que se fuera a la tienda de doña Chonita, relajaron la precaución social y eso, junto con el hermetismo con el que se ha manejado el tema epidemiológico y los anuncios de que se iba a ir abriendo el país sin tener mayores luces, mandaban la señal que ya íbamos saliendo de lo peor cuando no había ni empezado.
Pensaron que la implementación de los hospitales de emergencia bastaba para atender la profusión de casos, aunque todos los expertos veían venir un aumento de contagios y los diferentes modelos los fueron exponiendo, pero esas previsiones no fueron tomadas en serio porque se sentía como que todo iba tan bien que se destacaban números que, según las autoridades, nos colocaban a la cabeza de todo el mundo en resultados efectivos.
Con uno de los peores sistemas de salud del mundo los motivos para preocuparnos por el Covid-19 eran y son demasiado altos por lo que hizo falta desde el principio la asesoría de verdaderos expertos en el manejo de epidemias, distintos a los que recomiendan cerrar tres día para luego reabrir cuatro y volver a cerrar otros tres.
Distintos, también, a los que recomendaron encerrar a los pacientes asintomáticos en los hospitales de emergencia que, por supuesto, se vieron desbordados rápidamente porque no se implementó con eficiencia un programa para arrendar hoteles donde se pudiera colocar a las personas que no requerían tratamiento médico por la ausencia de síntomas y que no podían confinarse en sus casas porque no tienen condiciones para pasar ahí el aislamiento y por eso el tema de los hoteles se vuelve algo de urgencia nacional.
El aislamiento más severo ha sido importante para frenar el rápido ascenso de la curva de casos y eso se ha visto en muchos sitios del mundo donde se ha convertido en la herramienta que achata esa curva porque a menos contactos hay menos contagios. En Guatemala esa medida llega dos meses después del primer caso y siempre se dijo que si íbamos a llegar a esto, era mejor hacerlo antes cuando las situaciones estaban un poco más controladas.
Hoy estamos viendo el efecto de ese relajamiento que señalamos varias veces y entendemos que eso es lo que desean corregir, pero la falta de claridad del mensaje presidencial de ayer no sirvió para aclarar el panorama a una ciudadanía que se desbocó con infinidad de críticas y memes.