José Roberto Alejos Cámbara

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José Roberto Alejos Cámbara

Dos temas serán recurrentes en este espacio, que me permite expresar mi punto de vista. Rescatar el espíritu del constituyente y reconocer que el Estado no funciona (fallido), por lo que debemos aprovechar la situación que estamos viviendo para la reestructuración de este. Cuando en la Constituyente se decidió entregarle por medio de un situado constitucional fondos directos a las municipalidades, se hizo con la intensión de alcanzar una verdadera autonomía, funcional y financiera. Hoy estamos hablando de un 10 %, que será mayor que años anteriores como consecuencia de la decisión de la Corte de Constitucionalidad, para que el mismo se calcule sobre la recaudación sin deducciones.

Pero reconozcamos errores, les dimos los recursos, pero no suficientes parámetros de sus responsabilidades, que incluya un mínimo en salud, educación y seguridad, como responsabilidad de cada municipio y esa parte ya no se realizó. También cometimos el error de trasladar a la Ley Electoral la integración del concejo municipal, ello provoca que cuando el alcalde ganador coloca a todos los síndicos otorgándole más poder permitiendo que los fondos se gasten discrecionalmente y no en los temas esenciales del municipio. La reelección no se contempló en la Constitución de 1985, para evitar que la gestión se convirtiera en un tema clientelar. De hecho, existían municipios que por su tamaño se elegían a mitad del periodo presidencial, para mayor estabilidad institucional. Posteriormente, en 1987 se trató de encontrar un mecanismo ágil para que las municipalidades invirtieran los recursos en las necesidades de las comunidades, con la Ley de Consejos de Desarrollo Urbano y Rural, emitida para que las comunidades presentaran a sus autoridades las necesidades más urgentes pues el presidente de uno de los niveles de organización debería ser el alcalde auxiliar. Lo cierto es que el sistema con o sin las leyes aprobadas no funciona.

Quienes le apostamos al fortalecimiento de la gestión local, aspiramos a que se creen impuestos que fortalezcan la ejecución en los municipios o buscar cómo la recaudación de algunos de los actuales transfiere directamente al municipio, de manera que se atienda verdaderamente a la población. Pongo de ejemplo impuestos como el de circulación de vehículos, el del tabaco y licores para el deporte, o sobre combustibles para mantenimiento de carreteras entre otros. ¿Pero cómo y cuándo? la pandemia ha puesto en evidencia las debilidades estructurales y el abandono por décadas. Estamos pagamos las consecuencias de no haber fortalecido la autonomía local y seguimos en actitud de intolerancia, vemos las criticas como un ataque y no como una oportunidad de mejora; nos atacamos unos a otros buscando debilitar para mantener o adquirir el poder.

Qué hacer? Primero es de destacar actitudes como la del señor Vicepresidente Castillo, que admite que el Estado tiene muchas carencias, pide perdón por los errores y llama al diálogo, a ponernos de acuerdo, pensar diferente en cuanto a cómo solucionar los problemas, una oportunidad y no el problema. Es necesario robustecer financieramente a las municipalidades, pero asignarles tareas y responsabilidades más específicas, fortalecer técnicamente. En ese escenario, la fiscalización ciudadana es fundamental, pues el ente contralor tradicionalmente atado de manos, al no tener capacidad real para auditar 340 municipalidades, tampoco puede utilizar los medios que la tecnología ofrece para intentar realizar su trabajo. Dialogando y haciendo.

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