Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt
Es enorme la cantidad de opiniones y criterios que se publican respecto a una crisis sin precedentes como la planteada por la pandemia del coronavirus que afecta a la humanidad y uno puede encontrar todo tipo de contenidos tanto en el ámbito local como en el internacional. Las opiniones de profesionales vinculados al tema de la salud pública son siempre importantes cuando se trata de ir viendo la luz al final del túnel y por ello creo que el gobierno y las autoridades a cargo de la situación sanitaria tendrían que tomar en cuenta voces autorizadas, sobre todo cuando se trata de consejos para ofrecer una mejor radiografía de la situación de manera que se ofrezca la mejor y más útil información a la ciudadanía.
La doctora Karin Slowing, columnista de Prensa Libre, es una profesional de la medicina que se especializó cabalmente en salud pública y que luego se orientó en los campos sociológico y económico. Como experta en salud pública tiene conocimiento de las epidemias y por lo tanto sus opiniones son siempre sensatas y mesuradas, como la que nos traslada hoy en su columna semanal al hacer una explicación sobre “La envergadura del caos” y señala aspectos que considero importantes de tomar en cuenta.
Al referirse a los criterios que la Organización Mundial de la Salud ha expresado respecto a la reactivación de las economías, señala la situación de Guatemala mencionando varios aspectos importantes, pero destaca “el secretismo sobre la información epidemiológica” como un rasgo debilitante de la gestión oficial en este tema. Y es que mientras en todo el mundo hay esmerados esfuerzos por informar con detalle a la ciudadanía sobre la situación, en nuestro país nos limitamos a un brevísimo resumen diario en el que se da cuenta del número de nuevos casos especificando sexo, de las personas recuperadas, de los fallecidos con sexo y edad, más la diaria y absurda coletilla de dos muertos que “no tienen relación con el COVID-19 y que por lo tanto no vienen a cuento”.
Todos los epidemiólogos han señalado la importancia de conocer más al detalle el desarrollo geográfico de los contagios, lo que tiene que ir acompañado de una intensa campaña para evitar acciones como las que ahora toman algunos Alcaldes pidiendo que se desalojen albergues a donde son remitidos los pacientes que son asintomáticos pero dan positivo. Porque no se puede negar que hay un comportamiento irracional de mucha gente que en vez de tomar las adecuadas prevenciones, propone arremeter contra los enfermos tratándolos literalmente como apestados.
Hay una notable exigencia de que se ofrezca información más completa y que se abandonen estribillos como el que usa mucho el Presidente al referirse a la situación nuestra diciendo que “a duras penas” hemos llegado a tal número de enfermos o de muertos. Es importante mantener alta la moral de la gente, pero más importante es que todos sepamos a qué nos enfrentamos, lo cual podría repercutir en la reducción de ese relajamiento que se nota con la masiva movilización de las personas sin que importe en absoluto el distanciamiento social.
Si en los mandos de Salud Pública no hay expertos epidemiólogos, por lo menos tendrían que escuchar las voces y los consejos de los que saben del tema.