Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Una cosa es enfrentar esta pandemia con un sistema que funcionaba de manera adecuada (en medio de los retos que hay siempre) y otra completamente enfrentarla con un sistema que a propósito fue convertido en una cacharpa inútil donde hacer negocios, traficar influencias y evitar fiscalización alguna es la norma y no la excepción.

Para nadie es secreto que en Guatemala no tenemos registros confiables, ni bases de datos que nos permitan tomar las mejores decisiones y eso es una realidad con la que se enfrentó el Gobierno y a la fecha aún no han logrado hacer los ajustes necesarios para informar algunas de las cosas del COVID-19.

Nueva York está viviendo una de las peores situaciones en el mundo por el tema del coronavirus y el Ministro de Salud, Hugo Monroy expresó que el estado americano era el Wuhan de las Américas. Sin duda alguna la situación no es fácil, pero las conferencias del gobernador Andrew Cuomo dan luces de cómo, cuando se comparte información adecuada, responde la población.

En Guatemala hay diversas reacciones (unas sensatas, empáticas y fundamentadas, así como otras totalmente irracionales) pero no se ha tenido la capacidad de explicarle a la población, con detalle los enormes retos que tenemos frente a esta pandemia.

Bien haría el Ministerio de Salud o el Presidente en empezar a recordarle a la gente cuántas camas tiene nuestra sistema hospitalario (público y privado) y los porcentajes de ocupación de los mismos previo al COVID-19, porque así le sería más fácil a la gente entender por qué es que en Guatemala si muchos llegan a necesitar atención médica, entubación o intensivo al mismo tiempo, la cosa se puede volver espantosa.

Hoy no sabemos a ciencia cierta cuántos de los 975 casos activos, están en el Parque de la Industria (PdI), en Villa Nueva, en el Hospital Temporal de Quetzaltenango, en el bunker del Hospital Roosevelt, el Hospital Temporal de San Benito Petén o los Hospitales del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS). Ir conociendo la capacidad que se creó para atender COVID-19 y cómo está se utilizando, es algo que nos beneficiaría a gobernantes y gobernados.

Ayer el Ministro en una citación dijo que el PdI tiene 300 camas y que 240 están ocupadas. La Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) dijo que hay 90 pacientes en Villa Nueva y ayer el Seguro Social dijo que atiende a 159 pacientes pero, insisto, conocer esas cifras a detalle no pone en riesgo a nadie y se vuelve fundamental para conocer la evolución de la enfermedad en términos hospitalarios.

Si a eso le sumamos que no sabemos, pero podríamos llegar a saber cuántos de los casos activos son asintomáticos, cuántos están en sus casas pasando la enfermedad, cuántos necesitan atención hospitalaria, entubación o intensivo, la gente tendría más insumos para ir entendiendo mejor las disposiciones aunque no se compartan las mismas.

Hoy ya no sabemos, a pesar de lo dicho por el Presidente, dónde se puede hacer la gente las pruebas y sin tienen costo alguno para el paciente. Se habían anunciado laboratorios privados y algunos lugares en el Interior, pero de eso ya no se supo nada. Hoy no se sabe a ciencia cierta qué pasará con los hospitales privados si los casos se vuelven insostenibles en el sistema público.

Cuando a las 7 u 8 de la noche salen a dar la actualización, hacen falta resultados de pruebas corridas pero de esas ya no se sabe si son positivas o no y esas pequeñas cosas, son las que ayudarían a empoderar a la gente y quitar herramientas para las noticias falsas que tienen a raya a la población en general y al mismo Gobierno.

El Gobierno no ha querido dar más datos epidemiológicos (no digo nombres, direcciones ni nada sensible que ponga en más riesgo a la gente) para evitar la irracionalidad de algunos, pero aún sin dar esos datos hay cabezas cuadradas que han logrado dar con algunos enfermos y les han hecho a palitos la vida; pero si por el otro lado se fortalece la información epidemiológica, medios y sociedad podemos trabajar para que se tomen más y mejores precauciones e incluso, ayudar a concientizar a la gente para que los desubicados sociales que atacan a los enfermos y sus familias sean los que queden asilados y enfrenten la ley.

Necesitamos saber cuánto personal médico está al frente, cuánto se ha contratado y cuánto se habrá de contratar, porque son el recurso humano clave que nos hará salir delante de la crisis, así como los insumos con los que cuenten. Sabemos lo difícil que es en el sistema de GT contratar.

El Gobierno está enfrentando críticas de muchos que le aplaudieron al principio, básicamente, porque la presión económica se empieza agravar y porque se van generando percepciones que con información y transparencia se pueden aminorar porque la gente entenderá lo que es enfrentar el COVID en trapos de cucaracha.

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