Marco Trejo
Guatemala vive un momento crucial en todo este proceso de contención para
evitar la propagación del nuevo coronavirus Covid19, muchas personas han
empezado a sufrir el embate del confinamiento social, lo cual ha permitido que
tengamos 37 casos por cada millón de habitantes.
Se ha logrado el primer objetivo, muchos nos hemos quedado en casa, mientras
que otros han mostrado la indiferencia y la sensibilidad hacia otras personas,
incluso sus familias porque no han hecho caso del llamado presidencial para hacer
lo necesario para evitar contagios. Cientos de personas han intentado irse de
vacaciones, cuando estamos en un momento de emergencia y de solidaridad.
Nuestro mercado nacional se encuentra a medio vapor, muchos centros
comerciales, empresas y negocios han permanecido cerrados y mucha gente se
ha quedado sin trabajo por el tipo de servicio que prestan los lugares donde
laboran.
Las empresas prestadoras de servicios, tales como: energía eléctrica, agua
potable, internet y telefonía han empezado a jalar las riendas para que se les
paguen las facturas mensuales y vivimos un momento mediático de quién tiene la
culpa y quién no con la aprobación de la Ley 15-2020 que fue vetada en primera
instancia por el presidente de la República, Alejandro Giammattei y posteriormente
enviada a publicación por decisión de 126 diputados, quienes rechazaron el veto
del mandatario.
Muchos han hablado en contra del jefe de Estado, doctor Giammattei y otros a
favor, pero el problema es que tras saberse del rechazo al veto presidencial el
sector eléctrico, en su mayoría, planteó 10 recursos de inconstitucionalidad que
deberán ser analizados por la Corte de Constitucionalidad (CC), quien ahora
tendrá que decidir si los congresistas hicieron bien su trabajo jurídico.
El problema de ese tira y encoje es que la población se encuentra en medio del
sándwich y de ser aceptados provisionalmente los recursos de inconstitucionalidad
muchas personas se verán sumergidos en una presión económica para tratar de
ponerse al día en los pagos mensuales de dichos servicios.
Es muy difícil ponerse en los pies tanto de las empresas como de los usuarios,
porque unos necesitan los pagos para salir de sus compromisos contractuales con
sus colaboradores y los segundos para no quedarse, en estos momentos de crisis,
sin los servicios esenciales que les permita seguir cumpliendo con las normas y
protocolos sanitarios decretados por el gobierno central. Si en realidad queremos
salir de este problema, que se nos vino encima, tenemos que darnos la mano
todos, los que tengan para pagar que paguen y los que no tienen como hacerlo
tienen que ser apoyados desde la instancia gubernamental.
Lo que necesita el país en estos momentos es que todos nos pongamos la mano
en la conciencia y veamos la situación que se vive, para tratar de encontrar el
camino para que todos salgamos, lo menos afectados, de este momento de crisis
que afrontamos mundialmente.
Por esta razón, es que estamos en un momento de ser solidarios entre todos, hay
personas que, por falta de trabajo, se han quedado sin el aprovisionamiento para
sus hogares y han tenido que salir a buscar el sustento diario, unos colocando
banderas blancas y otros viendo de que otra manera se agencian un plato de
comida para los suyos. Todo esto me trae a la mente un dicho que dice: demos un
poco de lo mucho o lo poco que tenemos, es momento de solidaridad, no de
polarización.
