David Martinez Amador

Politólogo. Becario Fulbright-Laspau del Departamento de Estado Norteamericano. Profesor Universitario,, Analista Político y Consultor en materia de seguridad democrática. Especialista en temas de gobernabilidad, particularmente el efecto del crimen organizado sobre las instituciones políticas. Liberal en lo ideológico, Institucionalista y Demócrata en lo político.

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David C. Martínez-Amador

Krineín es un vocablo griego clásico que significa «discernir, analizar, separar». De esta palabra deriva la expresión, Kριτικός (Kriticós) que es la raíz del término criticar. Sin embargo yo quiero hacer énfasis en la noción de analizar y discernir.

¿Cuál es la razón de ser una columna periodística? Me parece a mí la de proveer insumos que ayuden de mejor forma (y manera) a la interpretación de la realidad social. Por compleja que esta sea. ¿Y cuál es la razón por la cual resulta importante apoyar la interpretación de la realidad social? Pues una de importancia mayúscula: La democracia para funcionar requiere de ciudadanos maduros, racionales, responsables y bien informados para la toma de decisiones.

La Democracia (la pongo con mayúscula) para poder funcionar de manera efectiva, requiere de una virtud ciudadana que hoy se encuentra con dificultad. La Democracia contemporánea se ha transformado fundamentalmente en una Democracia de imágenes, sensaciones, colores y sonidos que reducen la capacidad del debate. La toma de decisiones en Democracia se limita a impulsos (irracionales). Por esta razón no debe sorprenderle a nadie que hoy en día los creadores de campañas electorales son ante todo mercadólogos que luego continúan influenciando en las gestiones de gobierno.

Lo político, lo estrictamente político, aquello que tiene que ver con el ya ´añejo´ discurso de las virtudes ciudadanas no puede simplemente limitarse a las emociones irracionales. En juego están precisamente, las libertades civiles básicas. Un debate ciudadano de calidad, un debate ciudadano profundo, maduro y con insumos es la mejor forma de proteger la esfera pública (donde residen dicho sea de paso, los derechos fundamentales). Debatir libre y racionalmente requiere de una ciudadanía que sea capaz de ejercer el valor del ´Krineín´.

Lo estrictamente político, aquello que tiene que ver con los derechos ciudadanos no puede estar en manos de cualquier improvisado. Lo político y aquello que tiene que ver con la ejecución del poder no puede limitarse al juego de sensaciones y datos falsos. Si el mundo de los bulos y fake news ha convulsionado las Democracias occidentales, la crisis sanitaria del COVID 19 nos ha probado lo importante que resulta tener técnicos cual tomadores de decisiones. ¿Cuándo las cosas van mal qué se prefiere? Políticos de calle, ´show men´ y ciudadanos que no cuestionan? Parece ser la fórmula actual. Y eso debe preocuparnos mucho.

Proteger la Democracia, es proteger nuestros derechos básicos y para ello es fundamental una ciudadanía activa, participativa y que se atreva al ejercicio de fiscalizar el poder. La intención de esta columna no es otra más que la de aportar insumos que permitan tener un debate maduro, racional y de calidad. La intención de esta columna es motivar a que los lectores de la misma se atrevan a estirar sus marcos mentales, a cuestionar las aparentes verdades aceptadas y recordar que nada está escrito en piedra. Todo puede y debe cuestionarse, particularmente en el ámbito de la política.

Esta es la razón del debate ciudadano, esta es la razón del mundo de las ideas. Esta es la razón de escribir la columna. Bienvenidos. Espero disfruten la lectura.

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