Un guardia del Hospital Roosevelt toma la temperatura de un paciente antes de ingresar a ese nosocomio.. Foto la Hora/Archivo

Cada día es más evidente que en los países más avanzados no tenían ida de cómo enfrentar la pandemia del coronavirus y han tenido que ir aprendiendo de la prueba y el error, algo que beneficia a los países a donde los contagios fueron llegando más tarde. Inicialmente se pensó que una de las medidas más eficientes para detectar rápidamente la enfermedad era generalizar el uso de termómetros para medir la temperatura corporal de todas las personas y esa práctica se extendió por todos lados. En Guatemala se empezó a usar en el Aeropuerto Internacional para detectar casos de personas que vinieran enfermas y pudieran ser portadoras del virus, pese a lo cual pudieron pasar varios y por ello es que nuestros primeros casos fueron todos “importados”.

Ahora esa revisión es general y transmite confianza cuando se entra a un establecimiento y lo primero que ve uno es alguien tomando la temperatura de todos. Sin embargo, los estudios en otros países han hecho énfasis en la cantidad de portadores asintomáticos que hay y que se convierten en propagadores del virus porque ni ellos mismos saben que lo portan. De esa cuenta se ha ido descartando el uso de los termómetros porque no es el mejor indicador y en todos los países afectados se trabaja intensamente por elevar la capacidad de hacer pruebas de laboratorio efectivas para atajar la propagación del virus.

Viene a cuento lo anterior porque se está hablando de la reactivación del transporte público como uno de los pasos esenciales para reactivar la economía y todo mundo sabe que ese punto es crítico porque es donde menos distanciamiento social se puede mantener. Pasando por alto todos los avances en las investigaciones sobre el COVID-19 se dice que hay que implementar un sistema para tomar la temperatura a todo pasajero que aborde una unidad de transporte como medida de precaución, pero la verdad es que se ha demostrado que ello no se traduce en ninguna garantía porque el virus se propaga tanto por personas que nunca llegan a desarrollar un síntoma como por personas que aún no han llegado a la etapa en la que se manifiestan esos síntomas y por lo tanto el termómetro no puede ser un sustituto de la necesidad de elevar la capacidad de realizar pruebas para determinar epidemiológicamente cuáles son los sitios de mayor riesgo y dónde deben establecerse cordones sanitarios o medidas de cuarentena. Es importante que quienes toman decisiones, las proponen o las imponen, se preocupen por ir conociendo avances en la forma de manejar la pandemia.

Redacción La Hora

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