Napoleón Barrientos

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Guatemalteco, originario de Alta Verapaz, forjado bajo los principios de disciplina, objetividad y amor a la patria; defensor del estado de derecho, de los principios de la democracia, con experiencia en administración pública, seguridad y liderazgo de unidades interinstitucionales.

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La actual pandemia que vive el mundo es sin duda una crisis de inimaginables consecuencias de tipo político, económico y social. Al parecer ningún país esta preparado desde el punto de vista sanitario para resistir organizadamente una situación tan dramática como la que vivimos hoy, cuando nos acercamos a 3 millones de infectados y mas de 200 mil fallecidos, conocidos digamos que oficialmente en el globo terrestre. Guatemala se ubica en la proximidad del actual epicentro de la pandemia a esta fecha, tenemos ya más de 500 casos confirmados de COVID-19 y 15 fallecidos oficialmente, esperemos que el control de nuestros migrantes deportados, las medidas de aislamiento y el temor por el contagio sean suficientes para evitar llegar a condiciones más dramáticas en términos sanitarios, el epicentro inicial fue a una distancia que permitió observar el evento precipitante y prepararnos convenientemente.

Teniendo Guatemala dentro de sus principales problemas un deficiente sistema de salud pública, esta es una oportunidad de oro para volcar esfuerzos y recursos estatales para la transformación del mismo; ningún guatemalteco, funcionario, representante diplomático, operador de izquierda o derecha, etc. rechazaría la creación de centros hospitalarios en las diferentes regiones del país, por supuesto acompañado de una reforma y modernización del ministerio de salud y el incremento de su presupuesto, que además de atender las necesidades que genera esta crisis, dejaría al país dotado de un sistema tal que mejore las condiciones de salud de la población y por ende atendería uno de los grandes problemas en el país. Los guatemaltecos como todas las sociedades enfrentaremos entornos cada vez más caóticos, por lo tanto el desafío para los responsables de conducir a las sociedades y sus sistemas de gobierno no debe atender solo el momento, debe direccionarnos hacia metas colectivas con garantía de niveles mínimos de seguridad y certidumbre para el bien común por prioritario mandato constitucional, sostenibles en el corto, mediano y largo plazo, sobre todo porque la pandemia que nos afecta puede durar muchos meses, tiempo en el cual hay previsiones de lo más caóticas que contemplan holas de contagios catastróficos.

Recientemente pudimos escuchar al actual presidente de Guatemala decir que se iniciará el presente año la construcción de varios hospitales nuevos en diferentes regiones del país, anuncio o afirmación presidencial que de concretarse estaría: produciendo fuentes de trabajo en esas regiones, poniendo a prueba la industria de la construcción, generando confianza en el sistema político, pero lo más importante llevando los servicios de salud a diferentes regiones tan necesitadas de la misma, y que hoy deben recorrer hasta cientos de kilómetros para ser atendidos, en muchos casos no lo consiguen por diferentes circunstancias. Para lograr tan plausible anuncio por su puesto es indispensable, el soporte de un equipo de hombres país, dispuestos a enfrentarse a la natural resistencia del ser humano, que seguramente ya comenzó.

La población guatemalteca ha crecido, desafortunadamente no contamos con datos confiables para saber si quiera cuantos somos, pero lo que si sabemos es que la atención a los servicios básicos dentro de ellos la salud, no ha crecido y esta es la oportunidad de hacerlo.

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