El día de hoy se anunció que el gobierno de Wuhan, en China, hizo un “ajuste” a sus cifras oficiales sobre la cantidad de muertos reportados como consecuencia de la pandemia y el número inicial que había sido de 2,579 fallecidos se elevó a 3,869, es decir un aumento de alrededor del 50%. Horas antes el gobierno chino había publicado 3,342 muertos en todo el país, cifra que se tuvo que elevar en 1,290. Hay muchas explicaciones para esa discrepancia entre los datos iniciales y los actualizados, pero destaca el hecho de que existía un subregistro porque no todas las muertes por la pandemia habían sido identificadas como resultantes de las complicaciones del virus.
Pero en realidad se puede decir que en muchos países no se tiene un efectivo control de la enfermedad y por ello las cifras oficiales distan en mucho de la realidad. Algunos lo hacen para maquillar la situación, otros para evitar la alarma, como sucedió en China en los primeros días tras el aparecimiento del mortal virus, pero el hecho cierto es que las cifras oficiales no siempre cuadran con la realidad, especialmente en países donde existen separados sistemas públicos y privados de salud que no necesariamente coordinan al cien por ciento sus informaciones, sobre todo en sitios donde se ha llegado a estigmatizar a los que contraen la enfermedad y a sus familias, razón por la que muchos prefieren que se guarde el secreto.
Y tienen derecho de protegerse, pero ello se traduce en menores registros y, por consiguiente, menores controles y mayor riesgo de contagios nuevos por la ausencia de seguimiento específico a cada uno de los casos. La prevención y contención de la enfermedad tiene mucho que ver con la calidad de los datos existentes, puesto que si cada caso detectado recibe el necesario tratamiento, no sólo desde el punto de vista médico, sino desde la perspectiva epidemiológica, se hace más fácil determinar cuáles puedan ser los grupos con riesgo de haber sido contagiados.
Una crisis como la que está viviendo el mundo afecta a todos y es necesario que la gente tenga en sus autoridades una adecuada y respetada guía porque no podemos funcionar en medio de la anarquía. Ha habido un notable cambio de actitud de los ciudadanos alrededor del mundo porque todos entienden que sin la cooperación general no se puede avanzar, pero obviamente ese respeto tiene mucho que ver con la confianza que se tiene en la información oficial que se proporciona. Las redes sociales a veces se llenan de “notricias” sobre casos que no cuadran con los oficialmente reportados y la única forma de detener esa avalancha de datos dudosos es demostrando la veracidad y contundencia de los datos oficiales.
Ayer la agencia Prensa Asociada dio una noticia relacionada con un elevado número de casos positivos detectados en uno de los vuelos con deportados de Estados Unidos hacia Guatemala, afirmando que la fuente pidió no ser citada. Es una agencia seria y, sin embargo, oficialmente lo único que se dijo era que se iba a volver a hacer las pruebas, dejando en el aire la información que, por supuesto, fue publicada en otros países. Detalles que vale la pena atender a tiempo para evitar erosiones en la credibilidad.