Aún sin terminar de controlar realmente la epidemia, en el mundo avanza la idea de “volver a la normalidad” entendiendo que la crisis económica tiene efectos tan serios como para que en el primer trimestre de este año la economía de China, la segunda del mundo en importancia, haya tenido una baja de 6.8%, superando las estimaciones de los expertos que suponían que el impacto no pasaría del 6.5% que ya hubiera sido el mayor impacto a esa potencia económica desde que, tras la muerte de Mao Tse-Tung, se empezaron a llevar esos registros. Y surge la gran pregunta de si será posible reactivar la economía y disminuir el distanciamiento social antes de que se produzca una vacuna para el virus COVID-19, puesto que los epidemiólogos afirman que de relajarse las medidas que han logrado la relativa contención de la pandemia, vendrá una nueva ola que puede ser igualmente grave y hasta peor.
El gran déficit que tienen aún los países más desarrollados para lograr un control de la propagación del virus es la posibilidad de realizar pruebas masivas para determinar casos y poderles dar el seguimiento necesario con la cuarentena indispensable para quienes hayan estado en contacto con quienes dan positivo. La única manera de pensar en reabrir la actividad comercial, con limitaciones, está en la capacidad de hacer pruebas y más pruebas, dicen los expertos, lo cual se dificulta porque no hay abastecimiento suficiente de los kits necesarios para su realización.
Ese déficit enorme de equipo para realizar las muestras es una de las actuales condiciones que nos colocan a todos los países en mayor estado de vulnerabilidad, puesto que prácticamente deja a los expertos en epidemiología volando a ciegas, sin tener los elementos para diseñar territorialmente estrategias de contención derivadas de la prueba específica del avance de los contagios.
Ante la presión que está ejerciendo el gobierno federal de los Estados Unidos en contra de los Gobernadores para que cada Estado termine con las restricciones de contacto físico, su demanda de más y más pruebas será enorme, lo que hará que países como Guatemala tengan serias dificultades para conseguir suficientes kits de exámenes en los próximos días, por lo que sería importante que el gobierno, desde ya, establezca una oficina especializada para obtener, antes de que sea tarde, cuántas pruebas se pueda a fin de que podamos expandir nuestra capacidad. Pruebas universales serían un sueño, pero por lo menos suficientes para pasar de las pocas centenas que se hacen ahora al día, a algunos millares que nos permitan tener un cuadro más completo de la realidad.