José Roberto Alejos Cámbara

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JOSÉ ROBERTO ALEJOS CÁMBARA

Hoy mas que nunca los programas y proyectos sociales deben ser eficientes y de impacto real. La crisis derivada del Covid-19, que para Guatemala apenas empieza, pone en evidencia la falta de verdaderas políticas para el combate de la pobreza y las graves consecuencias del escaso gasto social de las últimas décadas.

Próximos a la Asamblea del Fondo Monetario Internacional, ya se habla de que el mundo enfrente la crisis económica con programas y proyectos vistos solo en la posguerra; se evaluarán las primeras respuestas globales a la crisis que enfrentan los países con economías en desarrollo.

Nuestro país afronta las dificultades a su manera, y como siempre atendiendo el interés de unos pocos que no pueden ver más allá de su nariz; tampoco visualizan que los problemas de pobreza y desnutrición que arrastramos se agudizarán no para los próximos meses o años, sino para las próximas décadas.

De los diez programas anunciados por el gobierno, en la conferencia pregrabada que ofrecieron los ministros ayer solamente pude identificar seis: cajas saldremos adelante, alimentación escolar, fondo de protección del empleo, apoyo a la economía informal, apoyo para capital de trabajo y bono familia. Discutir sobre este tipo de programas es imperecedero y se necesita revisar la historia como lo están haciendo los organismos financieros internacionales, así que decidí hacerlo por partes.

Conozco personalmente a los tres ministros y seguro estoy que tiene la mejor de las intenciones, pero desconocen el funcionamiento del estado y la realidad guatemalteca, conocimiento que solo la práctica de la función pública da, ello me obliga a solicitarles que revisen la historia hagan algunas reflexiones importantes.

Las “cajas saldremos adelante” que contiene alimentos sustituye la famosa “bolsa solidaria”, que luego pasó a ser “mi bolsa segura”, las cajas dicho sea de paso se anuncian como un programa ejecutado por ese ente paralelo denominado Centro de Gobierno. Este programa es algo que la derecha de este país siempre dijo que debe ser una ayuda temporal, en tanto se generan oportunidades de empleo y que además no deben ser entregadas como un obsequio que lleva la etiqueta del remitente. Este gobierno se define de derecha, pero hoy salen a las calles entregando en nombre del presidente y solo en los centros urbanos, pareciera más bien que ya están trabajando en la elección, eso ha generado ya algunas críticas pues se les acusa de repartirlas en las colonias que a ellos les conviene. Claro, al interior del país no llegará, aunque allí estén las familias más vulnerables, porque en el país no hay parámetros para definir la vulnerabilidad, ¿Cómo saber quiénes son?, ya no da tiempo ni alcanzan las cajas.

El programa de alimentación escolar, se viene ejecutando desde antes de que yo naciera, es una nueva versión de programas fracasados como vaso de leche, galleta escolar, compras por los padres hasta convertirse en este programa por medio de ley en el 2016; dejó incluso de ser posiblemente el único alimento para la niñez para pasar a ser un gran negocio, que en todo caso no tiene que ver con la crisis del Covid-19. El perfeccionamiento de la gestión de estos programas se esperaría que gente bien intencionada, como ustedes arreglen de una vez. Gigantesca responsabilidad, pero tienen la ventaja de que el gobierno está empezando. (Continuará).

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