Francisco Cáceres

caceresfra@gmail.com

Nació en Guatemala el 19 de Julio de 1938; tiene estudios universitarios y técnicos en ciencias jurídicas y sociales, administración empresarial, pública, finanzas, comunicación, mercadeo y publicidad. Empresario, directivo, consejero y ejecutivo en diversas entidades industriales, comerciales y de servicio a la comunidad. Por más de 28 años consecutivos ha sido columnista en este medio.

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Francisco Cáceres Barrios
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El recién pasado 14 de enero seguramente al doctor Alejandro Giammattei ni se imaginaba la pacaya que se le venía encima con eso de la pandemia del coronavirus COVID-19. No hizo ningún comentario previo sobre las noticias que a diario se fueron acrecentando inicialmente desde el continente asiático, luego el europeo, hasta llegar al americano pero cuando llegó el momento de actuar ante el inminente peligro que estábamos corriendo, no dudó asesorarse convenientemente, lo que apoyado con su profesión de médico y cirujano, lo hizo finalmente salir al frente del gobierno que apenas estaba montando y organizando y así asumir plenamente sus deberes y responsabilidades.

Esa misma actitud los guatemaltecos lamentablemente no la hemos apreciado en las demás autoridades sin embargo, poco a poco han tenido que ir asumiendo, aunque sea a tragos y rempujones, como el caso de los diputados que siguen haciendo de las suyas cada vez que les es posible cuando aprecian las considerables sumas de dinero que están de por medio. En el caso de los alcaldes, lo mismo hemos podido apreciar, pues es fácilmente comprobable que hay muchos recién electos que el “tacuche” les quedó demasiado grande y que a la hora de actuar, sus decisiones en muchos casos no han sido lo más acertadas posibles.

En cuanto al del municipio de Guatemala salta a la vista que la situación de sus servicios es demasiado deficitaria, sumándose ahora la época de verano en que estamos la falta de agua potable se hace más que evidente, fuera por falta de capacidad, planificación, organización y ejecución de proyectos municipales para incrementar considerablemente la oferta de la misma a una población que, con esto de la pandemia del coronavirus, sobra decir que es imprescindible. Lo anterior no es cosa nueva para el actual alcalde pues, lleva tiempo de pertenecer al Concejo Municipal y por el parentesco con su antecesor, de sobra sabía que le había heredado una tremenda y deficitaria deuda de agua potable para una población que, ahora más que nunca, la requiere como medida preventiva para salvar su vida.

Y si hablamos de los demás alcaldes de toda la República, ahora es cuando debieran lucirse con su población para que los programas de apoyo a las personas de escasos recursos, incapacitados por diversas circunstancias y condiciones pudieran recibir en estricto orden, con toda honestidad y sobre todo totalmente alejada de la politiquería el apoyo que con los recursos del Estado, el gobierno actual se ha comprometido a entregar a quienes más lo requieren en las difíciles y complicadas circunstancias en las que ahora nos encontramos.

¿Será mucho pedir a los servidores públicos el cumplimiento de sus deberes y responsabilidades? Yo creo que no. Pues ahora es cuando la población espera y hasta debe exigir, no solo el cumplimiento de lo que las leyes determinan, sino también su entrega total con el mejor entusiasmo y dedicación al bien común de los guatemaltecos.

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