Francisco Cáceres Barrios
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Digan lo que digan no vamos tan mal. El COVID-19 es un virus malacate del que no sabemos mucho pues el número después de su nombre indica que apenas apareció en China en diciembre del año pasado y por ello, es que todavía no hay vacuna ni se conocen todos los detalles para su mejor tratamiento y curación. Pero lo que la ha empeorado son las malas prácticas que han surgido últimamente, como la de aquellos negativos agoreros que, en el afán de hacerse notar, han surgido de la nada para decir sin ninguna base sólida que lo que ha venido haciendo el país es erróneo o inadecuado o peor todavía, aquellos malvados que regaron la bola difundiendo que determinado producto curaba sus males.
Como siempre, sobran las noticias falsas en las redes sociales que van desde que el toque de queda será de 24 horas o la difusión de noticias exageradamente tenebrosas que se traen al suelo cualquier ansiada esperanza de la población. ¿Qué me dicen de las denuncias falsas, cuando se filtra que el gobierno está pensado repartir dinero, alimentos o cualquier otro tipo de ayuda para la gente necesitada, diciendo que hay rumores de que su distribución se hará con chanchullo? Todo ello, causado porque algunos voraces diputados del Congreso fueron tan torpes de proponer una exoneración de impuestos por cien años para las empresas nuevas que se constituyan.
Pero lo que más preocupa en días de crisis es el pesimismo que se ha ido apoderando de aquellas personas, empresas u organizaciones que han estado sufriendo las limitaciones de horarios de trabajo, la cuarentena forzosa para todas aquellas labores o actividades para evitar al máximo el contacto físico, lo que ha traído consecuencias tanto en lo humano como en lo económico, por lo que la mayoría se encuentra preguntándose ¿cómo voy a hacerle para seguir produciendo?, ¿qué tendré que hacer para que mis empleados vuelvan a ocupar sus puestos de trabajo si no tengo con qué pagarles y cómo hacer para que mis clientes vuelvan a adquirir mis productos o servicios ahora que todo está en crisis?
Usted amable lector no olvide que en toda crisis surgen oportunidades y que los momentos adversos deben aprovecharse para enderezar entuertos. Lo peor que puede hacer en estos tiempos es perder la paciencia haciendo las cosas a tontas y a locas. No olvide la asesoría de quienes usted sepa que han estudiado o que tienen buena experiencia y que por ello, podrán aconsejarle empezar por la planeación y con la estructuración de protocolos o reglas que le podrán garantizar buenos resultados. Algo más, entiendo que usted no podrá salir solo, porque aunque fuera todo un magnate empresarial tendrá que pedir orientación para que estratégicamente pueda orientar los recursos que le podrán facilitar su banco o financiera y, si a lo anterior le suma su acertado liderazgo, indudablemente la recuperación la podrá poner en marcha.