Emilio Matta Saravia
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La semana pasada el presidente presentó al Congreso de la República un plan de recuperación económica para mitigar los efectos del COVID-19, que incluía una ampliación presupuestaria por la friolera de siete mil millones de Quetzales. Sin el ánimo de polemizar y polarizar, pero si siendo crítico y realista, analizaré algunas de las acciones propuestas por nuestro presidente.
El presidente y su gabinete económico piensan enfrentar esta crisis económica con una política fiscal expansiva, es decir, con un aumento significativo en el gasto público (de allí el aumento de siete mil millones en el presupuesto) para inversión en distintas obras públicas, principalmente, y en otros gastos, principalmente transferencias y créditos a micro y pequeñas empresas. Una política similar, con resultados exitosos, adoptó Obama al llegar a la presidencia para afrontar la crisis económica del 2008 en los Estados Unidos.
La primera acción comprende la construcción y ampliación de obras infraestructura estratégica, como puertos, aeropuertos, la activación del tren y proyectos viales. Habló, específicamente, de habilitar el puerto de Champerico como un puerto operativo y de hacer una carretera transversal del sur desde puerto Quetzal a puerto Champerico. Las únicas acciones viables y verdaderamente de corto plazo serían los proyectos viales. Pensar en habilitar Champerico como un puerto operativo en el corto plazo es una quimera, ya que hay temas de planificación, calado, impacto ambiental, diseño y muchos otros aspectos técnicos que necesitarían varios años para ser evaluados y concretizados.
Además, un tema de infraestructura totalmente olvidado por nuestro gobernante, y que tiene un gran impacto en la salud de los guatemaltecos, es la inversión en obras que permitan un ambiente de salubridad para las personas, en áreas marginales y rurales principalmente, como asfaltado de calles, drenajes, alcantarillado y acceso a agua potable. Es allí donde deberían de tener un importante enfoque las acciones presidenciales para mitigar la crisis, ya que además de generar empleo, crea condiciones para que las enfermedades no se propaguen fácilmente y también puede ayudar a prevenir la desnutrición crónica infantil, ya que además de la falta de una alimentación adecuada, la desnutrición se potencia con las enfermedades diarreicas que padecen los niños por vivir en condiciones insalubres.
También promoverá el financiamiento social de vivienda de bajo costo con garantías del FHA a través del CHN (Crédito Hipotecario Nacional). Promoverá la construcción de 7 hospitales y el remozamiento de puestos y centros de salud, sin especificar donde, y dotará de recursos a escuelas en todo el país a través de organizaciones de padres de familia. Según sus estimaciones, 2,000 comunidades estarán trabajando en el remozamiento de dichas escuelas.
Respecto a la construcción de proyectos viales, hospitales y vivienda de bajo costo, una preocupación importante, y no resuelta, es la corrupción que generan estos proyectos de infraestructura, tanto en la adjudicación, como en la construcción y pago de los mismos. La fiscalización de una corrupta Contraloría General de Cuentas muy cuestionada, además de politizada, definitivamente no ayudará a verificar que los fondos solicitados en la ampliación presupuestaria propuesta por el presidente Giammattei se canalicen correctamente hacia los más necesitados, quienes deben ser los principales beneficiados por este plan de recuperación económica.