Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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Alfonso Mata

Dejémonos de mentiras, las radios centroamericanas lo dejan ver, las personas no pueden permitirse no trabajar durante dos semanas y vivir con la mitad del salario mínimo o sin nada, especialmente las de las ciudades y los gobiernos no han planteado solución alguna a este problema a pesar de que las hay. Veamos la situación.

Después de todo son más que evidente las denuncias Mucho que han regresado de USA, o Europa o que han sido puestos en cuarentena, se ven obligados a no cumplir bajo la amenaza de despedido a su propio salario o de descuento salarial y finalmente a otros la cuarentena se les toma como vacaciones que indica todo esto: el costo de la epidemia va al más necesitado que sea él el que soporte. El otro día en un país centroamericano un fabricante que ganaba por encima de los diez mil dólares mensuales se quejaba que fue puesto en cuarentena su negocio y solo iba a poder ganar la mitad por lo que iba a tener que recortar personal, descontar a los empleados una parte para compensar y ese señor vive en una casa de medio millón de dólares, con cuatro sirvientes un hijo y su esposa.

Taxistas, mensajeros, choferes, repartidores, niñeras, cosmetólogos, estas personas no están protegidas ni siquiera por un mínimo. No digamos los que son, casi la mitad de la población laboral, del sector informal y que viven de lo que hacen en el día a día.

Una conclusión: habrá de todo ilegal: transporte, entrega, aumento de precios, porque necesitan para sobrevivir, uno necesita comer algo. Ya ahora los taxistas, por ejemplo, llevan alimentos en cuarentena a pedido.  Los servicios de entrega no funcionan: puede llamar a un taxi y pedir comprar productos.

Y qué decir de desvestir a un santo para vestir a otro. La gente que padece de una enfermedad no irá a los hospitales hasta el final, no hablará sobre sus padecimientos, se aguantará de otras enfermedades. Y ello en que terminará. Simplemente el sistema de salud se llenará de complicados por falta de controles y si alguien escapa de morir de coronavirus no escapará de hacerlo de las otras enfermedades.  Ya hay escapes del hospital y de la cuarentena y lo habrá con un diagnóstico confirmado.

Entonces ¿Cree usted que una persona si tuviera una caja fuerte familiar, tuviera una almohada financiera durante al menos un par de semanas, se escaparía de la cuarentena, incluso bajo la amenaza de responsabilidad penal?  No. En Taiwán y Corea del Sur, por ejemplo, así como en países europeos, a las personas se les paga por la cuarentena y el tratamiento para que no temieran perder ingresos y a los que viven informales se les establece ayuda al menos para sobrevivir.

Disculpe, entonces señores presidentes centroamericanos; no se puede imponer una cuarentena sin asegurar sobrevivencia a la gente que más necesita y que vive del diariamente de lo que logra reunir. Donde están las señales claras que eso se hará, propuesta de las entidades regionales al respecto y eso que solo empieza el problema. Cuando ustedes hicieron la recomendación de la cuarentena al menos nos imaginamos que tenían una lista de normas y recomendaciones en los aspectos antes tratados, al menos cálculo de gastos de sobrevivencia para una familia, que se volcaría en los presupuestos de emergencia.

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