Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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Alfonso Mata

Así es, vengo del interior de la república y para sorpresa mía, la gente no cree en lo que está sucediendo, “inventos del presidente” para algunos, “picardía de los gobiernos para hacer calaveradas” para otros. En realidad somos asombrosos, hay verdades que no queremos creer, pero las mentiras con suma facilidad nos calan. Nuestro corazón pareciera paralizarse ante la verdad, mientras que se entusiasma y acelera con la mentira. Esto no es exclusivo de los jóvenes, lo es de toda nuestra sociedad.

Pero si hay algo que es cierto: el virus ya llegó a nuestra tierra y se propaga a lo largo y ancho de la misma y eso es verdad en la China como en la Patagonia. Sin embargo, si hablamos sobre su origen y propagación la ciencia médica nos ha dado su versión científica de cómo la naturaleza posiblemente –así lo expresan– trabajó la creación, transformación, propagación y reproducción del virus. Pero este virus, puesto en una balanza de posibilidades, puede nacer de la naturaleza o del hombre, ya que estamos en capacidad de haberlo producido.

Al momento, no hay certera respuesta sobre quién fue su creador, más el pensamiento humano es quisquilloso a la vez que vertiginoso y le es propio asociar y rápido deduce (no afirma) coincidencia o no entre hechos. En estos momentos estamos ante una crisis ambiental, una elección presidencial de importancia mundial, una guerra financiera y de mercados a punto de desatar el caos y en medio de ese vértigo de crisis viene a nublarnos la existencia una epidemia de un malintencionado virus jamás visto y entonces brincan las señales cerebrales que nos gritan: qué grosera coincidencia amigos. Solo minuciosas investigaciones echadas a volar en alas de los murciélagos podrá al capturar datos al vuelo, sacarnos de la duda; pero para que eso se dé falta tiempo y en este momento nos cabe enfrentar la epidemia viral.

Pero también en esto surgen las nefastas dudas sobre las estrategias de la manejada que se le está dando al problema. Una Europa dividida en criterio para apoyar la guerra financiera económica entre China y los Estados Unidos de pronto entra (aunque ya lo estaba en otros sentidos) en cuarentena para los Estados Unidos exceptuando en eso a Inglaterra ¿qué es eso? Y la Unión Soviética mientas tanto neutral no dice nada, pero se sabe hacia dónde se inclina y que decir del medio oriente. Ese barullo mundial pareciera que toma y pone el aspecto salubrista en un segundo orden jerárquico o bien lo utiliza como arma estratégica para manipular las otras situaciones y entonces empieza a emerger un mundo completamente diferente, que en los próximos meses saldrá a flote del averno y entonces se podrá manifestar lo que realmente está ocurriendo con un alma mundial corrompida como la que tenemos actualmente. Estas son las grandes dudas que embargan corazones: no la de que exista una epidemia, sino la razón de su existencia y de su utilidad para este tan desquebrajado mundo, que está a punto de yacer en pedazos.

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