Grecia Aguilera
Con todo nuestro corazón oremos por Guatemala y el mundo entero para que Dios nos bendiga y roguémosle para que se detenga esta calamidad mundial por la que estamos pasando a causa de la propagación del coronavirus causante del Covid-19, y que sane a las personas contagiadas y les dé fortaleza a todas aquellas que perdieron algún ser querido por este terrible motivo. Solamente Dios es capaz de librarnos de esta enfermedad, que según las declaraciones del doctor Tedros Adhanom, Director General de la Organización Mundial de la Salud: “Se ha llegado a la conclusión que el brote mundial Covid-19 puede considerarse en estos momentos como una pandemia, principalmente por la velocidad y la escala de la transmisión.” El significado de la palabra pandemia proviene del griego ‘pan’ todo y ‘demos’ pueblo. Por el momento es necesario seguir las instrucciones de higiene, no tocarse los ojos, nariz y boca sin haberse lavado las manos, y esto último se debe hacer frecuentemente por lo menos durante veinte segundos; también hay que mantenerse informado por fuentes fidedignas, mantener la calma y sobre todo orar para que Dios tenga piedad y misericordia de nosotros y escuche nuestro clamor. Cuando oramos sinceramente: “Señor ten piedad y misericordia de todos nosotros, libra a Guatemala y al mundo de todo mal y peligro, especialmente del Covid-19, y que tu mano poderosa nos cubra en todo momento.” De igual manera recordemos a la Hermana Ana Magdalena Remuzat, religiosa del Monasterio de La Visitación de Santa María de Marsella, a quien Dios le anunció la grave epidemia de 1720, y con el escudo del “Corazón de Jesús” sería auxiliada. Es necesario seguir su ejemplo y repetir constantemente la oración y decir para este caso específico: “Detente coronavirus, detente en el Nombre de Dios Todopoderoso y en el Nombre de su único Hijo Jesús, detente.” En Isaías leemos: “No teman lo que ellos temen” y en Apocalipsis encontramos: “Ellos lo vencieron por medio de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio de ellos.” Asimismo, en el Libro de los Salmos encontramos grandes oraciones, por ejemplo, el Salmo 46 inicia: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, / nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. / Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, / Y se traspasen los montes al corazón del mar; / aunque bramen y se turben sus aguas, / y tiemblen los montes a causa de su braveza.” Y una poderosísima oración está en el Salmo 91: “El que vive bajo la sombra protectora del Altísimo y Todopoderoso, dice al Señor: ‘Tú eres mi refugio, mi castillo, ¡mi Dios, en quien confío!’ Sólo él puede librarte de trampas ocultas y plagas mortales, pues te cubrirá con sus alas, y bajo ellas estarás seguro. ¡Su fidelidad te protegerá como un escudo! No tengas miedo a los peligros nocturnos, ni a las flechas lanzadas de día, ni a las plagas que llegan con la oscuridad, ni a las que destruyen a pleno sol; pues mil caerán muertos a tu izquierda y diez mil a tu derecha, pero a ti nada te pasará. Solamente lo habrás de presenciar: verás a los malvados recibir su merecido. Ya que has hecho del Señor tu refugio, del Altísimo tu lugar de protección, no te sobrevendrá ningún mal ni la enfermedad llegará a tu casa; pues él mandará que sus ángeles te cuiden por dondequiera que vayas. Te levantarán con sus manos para que no tropieces con piedra alguna. Podrás andar entre leones, entre monstruos y serpientes. ‘Yo lo pondré a salvo, fuera del alcance de todos, porque él me ama y me conoce. Cuando me llame, le contestaré; ¡Yo mismo estaré con él! Lo libraré de la angustia y lo colmaré de honores; lo haré disfrutar de una larga vida: ¡lo haré gozar de mi salvación!’” Oremos para que Dios salve a Guatemala y al mundo entero.