La credibilidad de las informaciones oficiales es indispensable en estos momentos de crisis en los que hay que corroborar todas y cada uno de los hechos que se comunican a la población porque de lo contrario va pasando lo que ocurre en Estados Unidos, donde ahora se está viendo el efecto de las constantes mentiras oficiales a lo largo de los últimos años. Viene a cuento lo anterior porque luego de la evidentemente planificada forma en que se actuó (literalmente) para hacer público el primer caso de coronavirus en el país, el mismo Presidente dio toda una serie de informaciones que resultaron falsas y que él mismo debió corregir horas más tarde cuando envió su mensaje a la población.
El pasajero no venía de México ni venía en Aeroméxico como dijo el doctor Giammattei a quien le pasaron mal la información, sino que venía en un vuelo de Madrid a Bogotá, San Salvador y Guatemala, lo que evidencia que vino en Avianca. Los pasajeros de los vuelos de Aeroméxico deben haber pasado horas de angustia tras la declaración presidencial. En el mismo día, oficialmente se dijo que periodistas habían entrado abusivamente al centro de tratamiento del coronavirus en Villa Nueva y que habían sido recluidos para permanecer en cuarentena. Esa información oficial también resultó falsa y ese es el tipo de cosas que deben cuidar para preservar la credibilidad en momentos críticos, cuando es fundamental tener plena confianza en lo que dicen las autoridades, sobre todo cuando le informan a la ciudadanía sobre acciones que se deben tomar.
El otro tema que preocupa tiene que ver con la difusión de la identidad del enfermo, puesto que es pasmoso ver en redes sociales reacciones de odio que llegan al colmo de clamar para que fusilen al enfermo por haber traído la enfermedad a Guatemala. Al margen de lo burdo y criminal de los comentarios, hay que entender que es el primer caso “probado” pero no se garantiza que sea el primer enfermo existente en el país, no sólo porque hay muchos casos asintomáticos, sino también porque ningún país dispone de una red de control para evaluar a todas las personas que tienen alguna dolencia parecida a la gripe.
Hay tanto odio regado por las redes sociales que preocupan esas expresiones absurdas que lejos de promover solidaridad y unidad evidencian tendencias tan patológicas como el virus mismo. Bien se ha dicho que analizar el comportamiento de Laugerud para el terremoto del 76 puede ser una buena guía de cómo actuar para generar la unidad nacional que ahora hace tanta falta.