Arlena Cifuentes
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“…el tiempo de Cuaresma es la primera parte del tiempo de Pascua, tiempos que tienen su centro en los días santos de la muerte y la resurrección de Jesús. La segunda parte de la Cuaresma sería la Cincuentena Pascual, los cincuenta días de fiesta por el Señor resucitado que finalizan con el día de Pentecostés. …podemos decir que, lo más importante de la Cuaresma es la Pascua”.

La pregunta que hay que hacerse a la hora de pensar en la Cuaresma es ¿cómo procurar en nuestra vida… Y en la de los demás que la celebración de la Pascua de este año sea verdadera?… Vivir la Cuaresma y la Pascua de manera verdadera comporta cambios en la propia vida… Cambios que vayan a la raíz; cambios que, en definitiva, hagan que nuestra vida se acerque más a la vida de Jesús.

El camino es un “volver a comenzar”, porque somos débiles y pecadores, pero con conciencia de que lo hacemos por Jesús y acompañados de Jesús: el objetivo no es un empeño ascético de mejora personal, ni es “quedar bien” con Dios a base de sacrificios; el objetivo es unirnos a Jesús, renovando nuestra adhesión con la fe reafirmada, con una renovada participación en sus sacramentos, y con una vida de amor que intente parecerse a la suya. -Cuaresma es un tiempo para reconciliarnos con Dios… y es tiempo de renovar nuestro bautismo en la Vigilia Pascual.

Y este camino culminará con un tercer sacramento, el sacramento de la presencia constante de Jesús resucitado en medio de nosotros: la Eucaristía. Porque la Eucaristía de la noche de Pascua es, efectivamente, un momento culminante de todo nuestro camino cristiano. -revivamos la Pascua de Jesús, no solo en nuestras celebraciones, sino en nuestra vida.

“Es importante hacerse ‘un programa personal’ para vivir la Cuaresma. Quizá el mejor programa sería pararse a preguntar si pensamos como Jesús pensaba, si tenemos sus mismos criterios ante las cosas, si intentamos vivir como Él vivía. Convertirse es esto: cambiar de manera de pensar, …ponerse en la misma dirección que Jesús.”

“Hay un texto evangélico el que leemos el Miércoles de Ceniza (Mt 6,1-6. 16-18), que marca tres propuestas para esta conversión y que serán una buena guía: 1. La limosna es dar, compartir, de lo que tenemos a quien lo necesite; dar tiempo (desde visitar enfermos o personas que se encuentren solas, …); … 2. La oración, es vivir con más intensidad la relación con Dios. Buscar momentos concretos de oración, breves o largos y mantenerse fiel; …leer el evangelio, rezar con los salmos, leer las lecturas de la misa …ir de vez en cuando a la oración de vísperas en algún monasterio… 3. El Ayuno, es privarse de algo para manifestar que Dios es realmente lo único valioso… Privarse de un rato fácil de televisión, o de comprar …aquella comida que ahora me apetecería.

Estos tres caminos de conversión hay que vivirlos tal como Jesús dice: no porque toca o para quedar tranquilo, sino porque nos sale de dentro, del corazón, porque son la expresión de nuestras ganas de renovar la fe y la vida cristiana.

… Cuaresma debería ser un aldabonazo a nuestra conciencia de cristianos. Hay millones de excluidos del sistema, parte significativa de la humanidad que ayuna, no por devoción o imperativo religioso, sino por hambre, porque no tiene medios. Seres que no eligen la Cuaresma, sino que cargan con la pesada cruz de la vida… A todos estos se ha de abrir nuestro corazón porque la conversión es a Dios y a los demás.”

“Tu camino no es recto ni ancho es lento y desconcertante. Empieza de nuevo donde lo conocido acaba.”
NOTA: El texto anterior es de la autoría de Fray Carlos Cáceres, Prior Provincial de los Dominicos en Centroamérica.

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