Danilo Santos
Cuando se está en el proceso de aprobación de una iniciativa de ley, es en la tercera lectura cuando debe discutirse la inconstitucionalidad de su contenido, no es responsabilidad de la Corte de Constitucionalidad si este extremo no se cumple en el Parlamento, pero sí es su responsabilidad atajar cualquier legislación que amenace con posibles vulneraciones a los derechos fundamentales de la población.
Lo sucedido con la Ley de Oenegés parece más bien una provocación a las organizaciones sociales y al mismo tiempo una acción de desgaste contra la CC. Este máximo órgano constitucional tuvo que explicar con manzanitas al Presidente que: “Conforme a la doctrina general del derecho y ordenamiento jurídico guatemalteco, el proceso legislativo finaliza con la entrada en vigencia de la ley por lo que, al suspender el acto de aprobación del proyecto de ley, una de las etapas del proceso legislativo, quedan suspendidas de igual manera la sanción, (lo que usted hizo Presidente) promulgación, publicación en el Diario de Centro América y adquisición de vigencia de dicha ley”.
Usted tiene derecho a defender de oficio a los cafetaleros, señor Giammattei, lo que no tiene derecho a hacer es irrespetar el equilibrio de poderes, Guatemala no es una finca cafetalera y aquí no se hace lo que el patrón quiera (o por lo menos eso queremos creer).
Lo de que pareciera una acción de desgaste hacia la CC es porque si tres constitucionalistas analizaron la iniciativa y dijeron que no tenía inconstitucionalidades, pues o son muy malos o son muy maquiavélicos y, sabiendo que sí las tenía y que sería frenada por la Corte, pues recomendaron sancionarla para hacer ver bien al Presidente y mal a la CC.
Este gobierno apenas empieza y su principal conductor va dejando ver sus ribetes demagógicos y autoritarios, es una pena, porque al igual que Otto Pérez le dejó el listón muy bajo a Jimmy Morales, lo mismo hizo este último y sería muy fácil hacer un gobierno decente luego de lo lamentable de la administración anterior. Pero no, al parecer seguimos en la senda del hiperpresidencialismo que busca ejercer el poder estirando los límites legales.
Si en el Congreso lo que va quedando de la UNE no se decide a hacer verdadera oposición en alianza con las bancadas de Winaq, URNG, Semilla, MLP y algunos diputados/as más de otros partidos, el asedio a la CC seguirá durante cuatro años, aprobando leyes demagógicas y antiderechos.
Los chistes están siendo sustituidos por los gritos desde el Ejecutivo, en el Congreso aún no se ve la diferencia con el legislativo anterior, hace falta dejar la timidez y plantar cara al Pacto de Corruptos que tiene como objetivo recuperar la injerencia en la CC para tener al Estado Cooptado nuevamente.
A los 395 casos de agresiones contra defensores de derechos humanos en 2019 se suma el asesinato de Dominga Ramos del MLP, ojalá y esto causara el mismo revuelo en las organizaciones de sociedad civil que la aprobación de la Ley de Onegés.