Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

Ahora la sociedad guatemalteca está centrada en el amaño que Gustavito (Alejos), como cariñosamente le dijo Sandrita (Torres) en aquel famoso audio, operó para la elección de magistrados de Corte Suprema de Justicia (CSJ) y Salas de Apelaciones y en los esfuerzos de algunos para que, a pesar de las evidencias y del agotamiento del modelo, se elijan magistrados que puedan ser facilitadores de impunidad para los operadores y su extensa red de clientes o amigos.

Pero no debemos olvidar, ni perder de vista, que lo que se negoció fue un combo de verano para la recuperación del terreno que perdieron cuando se descubrió la cooptación de la que ha sido víctima nuestro sistema y las instituciones mismas.

Por eso fue que, en el hospitalito convertido en centro de operación del amaño, al mejor estilo de Mariscal Zavala, se encontraron los listados de los candidatos que aspiraban al Tribunal Supremo Electoral (TSE) y la razón por la que algunos de los operadores recomendaban ir a visitar a Gustavito a su guarida en la zona 2.

En La Hora también hemos evidenciado que, como mecanismo de garantía, quienes operan para fortalecer el sistema, lejos de cambiarlo, también se han asegurado el control de la comisión legislativa de reformas al sector justicia y así es como hay que entender el papel que TODOS y Felipe Alejos juegan en la misma.

Y yo me pregunto si quienes salen a pedir que se elijan magistrados y luego reformemos, a pesar de los abundantes y evidentes vicios, son muy papos y ya cayeron en las garras de las mafias de los Alejos bajo la promesa de que, como la pasa a Felipe, ellos ofrecerán magistrados que los defenderán a capa y espada.

Solo Dios sabe qué les tiene agarrados el diputado de TODOS a los mafiosos de la CSJ, pero eso es lo que le ofrecen a copetudos y chorreados cuando piden apoyos y solicitan que la gente alce la voz en apoyo a su causa que ha contado con apoyo de políticos, financistas, mafias del crimen organizado y hasta algunos miembros de la sociedad civil.

Esto que describo en la columna no es secreto y lo sabe la gente que toma decisiones en el país y resulta increíble que las quejas sigan siendo tan quedas, que los reclamos sean tan tímidos y los deseos de enfrentar las mafias del sistema sean tan medidos.

Guatemala se está jugando el todo por el todo. Los que hablan del crecimiento económico, de la certeza y piden que se elijan estas cortes amañadas, al llegar la noche y tratar de conciliar el sueño sabrán que le pueden vender paja a Raymundo y medio mundo, pero uno no se logra autoengañar.

Ser cómplice, partícipe de este intento por regresar las cosas al pasado es un crimen de lesa patria porque, además, el seguir manoseando el sistema será lo que le siga dando aire a los radicalismos de los que después tanto se quejarán y lamentarán.

Tan malo es ser facilitador de lo que operan las mafias, como ser un espectador silencioso que voltea a ver para otro lado o guarda silencio para no ser la voz disruptiva dentro de la burbuja social o económica en la que nos movemos. Quieren asegurar que Guatemala sea el país de la eterna impunidad y no podemos dejarlo.

Este es un momento definitivo en la historia del país y quedarse en la banca no es una opción porque los efectos del manoseo nos pegarán a todos por varias generaciones.

Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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